martes 19 marzo
Opinión  |   |

Ser útiles

Quienes nos posicionamos en el ámbito ideológico de la izquierda, es cierto que preconizamos la intervención de los poderes públicos en ámbitos como la sanidad, la educación, el sistema de cobertura de la seguridad social, y la atención social fundamentalmente. Este sistema se convirtió en una necesidad de respuesta a la concepción liberal y a las consecuencias sociales derivadas de una política de libre mercado generadora de múltiples desequilibrios e injusticias. El objetivo, en síntesis, es la redistribución; es decir dar la oportunidad de que exista transferencia de recursos a aquellas personas que menos tienen o que necesitan una cobertura en momentos muy concretos.

Por contra, y muy resumidamente, el ideal político liberal consiste en relegar al Estado a un papel mas residual y que salvaguarde las condiciones del libre mercado y la competencia. De esta manera los liberales prefieren “permitir al rico hacerse mas rico y dejar que su riqueza caiga en gotas hacia los mas pobres”. (Teoría liberal de la Justicia de Rawls).

En estos días, sin embargo, estamos viendo que si el Estado tuviera un papel residual y se hubiera dedicado “a salvaguardar las condiciones del libre mercado”, ¿qué pasaría con los miles y miles de trabajadores que sus empresas se han visto en la necesidad de cerrar? ¿Qué hubiera pasado con las empresas y sus trabajadores? ¿Qué habría pasado con los autónomos?, etc, etc.

Con independencia de que ante las respuestas dadas por el Estado puedan existir criticas, lo cierto es que hay una práctica unanimidad de que se ha estado a la altura por que han existido respuestas a las distintas situaciones empezando por las sanitarias, y terminando por las sociales y económicas. Y cuando me refiero al Estado, incluyo obviamente al Gobierno de la Nación que ha tenido un papel clave en el amparo otorgado, pero también a las comunidades autónomas, y las distintas corporaciones locales municipales y provinciales.

Al final, el problema sigue siendo el de siempre: la gente quiere ver resueltas sus preocupaciones del día a día; espera credibilidad y alternativas claras a las situaciones con las que se enfrenta cada mañana.

Como dice Tomas Boros (codirector y responsable de estrategia de “Soluciones políticas” en FEPS), “El reto de los progresistas (…) es identificar las cuestiones que son importantes para la sociedad y que encuentran eco en el publico”.

La socialdemocracia tiene que seguir la senda de las grandes transformaciones que ha venido realizando en el mundo en otras épocas, pero ahora con los problemas que nos aporta la globalización en esta nueva situación.

Es evidente que en este contexto, la ciudadanía premia la responsabilidad a quienes ofrecen alternativas buscando áreas de entendimiento y dialogo, frente a las posturas intransigentes e inflexibles. La cuestión está no solo en mantener esta idea, sino en practicarla.

Ahí radica, fundamentalmente, el esfuerzo realizado por el Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Granada para alcanzar un acuerdo que ha sido reconocido por todos los sectores de la ciudad.
El acuerdo no solo tiene de positivo las medidas que contiene el propio pacto de cara a concretar un buen paquete de alternativas a temas muy concretos (plan anticrisis Covid-19), sino que representa en sí mismo un gesto y un modelo de hacer política. Lo que no significa, ni mucho menos, que olvidemos las diferencias profundas con el actual gobierno de la ciudad y que, por lo tanto, no dejaremos de estar vigilando y denunciando todas aquellas cuestiones que consideremos injustas para la ella.

Y desgraciadamente no faltan ejemplos. En tal sentido no es comprensible como a estas alturas del año, y a pesar de los anuncios realizados por el bipartito de que no se pasaría al cobro la tasa de basura industrial, no solo lo está haciendo sino que, además no sabemos cuándo se producirá la devolución de la parte correspondiente al cierre obligado de comercios e industria de todo tipo. Igual planteamiento tiene que hacerse respecto a la tasa de ocupación de vía publica de las terrazas de bares y restaurantes, que han tenido que hacer frente a su abono a pesar de haber estado cerradas. En su momento prestábamos nuestra conformidad con los anuncios realizados por el gobierno municipal de no cobrar las cuotas de la tasa de basura industrial y las de ocupación de vía publica, pero esperamos que dichos ofrecimientos no solo se queden en las promesas sino que se hagan realidad. Solo son dos botones de muestra pero que ponen de manifiesto la falta de compromiso real.

En esta ocasión, más que nunca, nos sobran los motivos para entender que la responsabilidad consiste en ofrecer alternativas y a la vez seguir siendo exigentes (y cuando haga falta beligerantes) contra la pasividad.

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Columnista
José María Corpas

Concejal del Grupo Municipal Socialista y Secretario de Política Municipal del PSOE de Granada capital

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