domingo 5 mayo
Opinión  |   |

Tantos 8M como sean necesarios

Desde que se aprobó la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género hasta hoy han sido cuantiosos los avances de tipo legal conseguidos en materia de igualdad, concretamente en violencia de género, que sin duda han tenido su repercusión en el aumento de la concienciación sobre la desigualdad existente en nuestra sociedad. Cuantiosos y sin duda aún insuficientes.

Pero coincidiendo con la irrupción de VOX en el panorama político español y en las instituciones, con el logro de 12 escaños en el Parlamento andaluz, se han sucedido numerosas reacciones originadas en el seno de algunos partidos políticos que atacan estos logros y que parecen haber contagiado un discurso involucionista que llega a cuestionar la base que sustenta la necesidad de trabajar para la Igualdad entre mujeres y hombres.

En este sentido, la petición por parte del partido machista de información sobre los nombres y apellidos de los y las profesionales de la Junta de Andalucía que trabajan en las Unidades de Valoración de la Violencia de Género fue algo totalmente inconcebible e inadmisible. Bajo la absurda excusa de considerarlos “no cualificados y meros agentes políticos de la izquierda dedicados a potenciar o promocionar la industria de género”, la intención última de la ultraderecha es estigmatizar a los y las profesionales; elaborar su particular lista negra amedrentadora para evitar que lleguen a los juzgados informes objetivos que sirven para evaluar, por parte de la Justicia, los casos de maltrato hacia las mujeres. Una estrategia que se enmarca en sus teorías negacionistas de la violencia de género o de las denuncias falsas, creadas para justificar la eliminación de toda la arquitectura institucional creada en los últimos años para apoyar a las mujeres que sufren esta lacra.

Y como la información les ha sido negada por ir contra la Ley de Protección de Datos, la ultraderecha ha vuelto a la carga con nuevas peticiones de datos de empleados y empleadas, esta vez de ONGs y empresas que trabajan con el Gobierno andaluz en la erradicación de la violencia machista. Exigen el número de colegiación, el perfil profesional y la categoría laboral con un argumento no menos despreciable: porque supuestamente “hacen informes ideológicos movidos por un feminismo supremacista de izquierdas”. Que una sociedad se preocupe por las mujeres que sufren malos tratos por parte de sus parejas y exparejas al parecer es un “feminismo supremacista de izquierdas” para esta ultraderecha llorona.

Inconcebible, aunque no sorprendente, la reacción de VOX pero desgraciadamente no es el único partido que se ha instalado en el discurso antifeminista.

En los últimos días, el Partido Popular se ha esforzado, y bien, para competir con VOX en ver quién tiene los postulados más de derechas y por tanto más faltos de compromiso con la erradicación de la violencia que sufren las mujeres. Hasta el punto de que su presidente, el Sr. Casado, se refiere a los maltratadores como “esas personas que no se están portando bien con las mujeres” y sobre las mujeres maltratadas frivoliza con un “qué hacemos: ¿las escoltamos por la calle?”. Y en esta espiral macabra reverbera el eco de la que probablemente sea la propuesta del PP más reprochable, mezquina e inmoral consistente en paralizar o retrasar la expulsión de las mujeres embarazadas que logran llegar a España de manera ilegal a cambio de que den a sus hijos o hijas en adopción. Esto es lo que ofrece el Partido Popular a las mujeres más vulnerables que cruzan el mar, arriesgándolo todo, precisamente para salvar a sus hijos e hijas, y con el deseo de no querer desprenderse de lo que han querido proteger a toda costa. Frases, palabras, hechos que delatan al Partido Popular.

Inconcebibles las reacciones de VOX, lamentables la del PP y cínicas las de Ciudadanos. Capaces estos últimos de amoldar, retorcer y reinventar el término feminismo para adaptarlo a sus ideales. El partido que defiende el alquiler de los vientres de las mujeres no puede tener ningún encaje en el feminismo por más adjetivos que quieran ponerle.
Y así es como estamos hartas de las violentas reacciones en contra de los avances en materia de igualdad. Porque la desigualdad sigue existiendo en todos los ámbitos de la vida, hasta en las cosas más pequeñas, en las más cotidianas. Hartas sí, pero con capacidad de respuesta. Y la respuesta fue el #8M. Y habrá tantos #8M como sean necesarios.

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Columnista
Olga Manzano

Secretaria de Política Municipal del PSOE de Granada

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