lunes 29 abril
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Y el daño, ¿quién lo repara?

Allá por diciembre de 2019, José Manuel Calvente, un trabajador despedido por la formación morada se personó en un cuartel de la Guardia Civil y relató un sinfín de anomalías en la contabilidad de Podemos. Daba la “casualidad” que en ese mismo momento se estaba negociando con el PSOE su entrada en el Gobierno.

La delación se fundamentaba en rumores y comentarios de terceros, ni siquiera sospechas o indicios racionales de criminalidad. Se llegó a afirmar por Calvente que se estaría ante una financiación ilegal de partido más grave que la Gürtel o Filesa, orquestada por sinvergüenzas que habían metido la mano en la caja para beneficio propio. Tras lo cual, el Juzgado Central de Instrucción nº 42 de Madrid, del que es titular el Magistrado, señor don Juan José Escalonilla, abrió diligencias a las que se aportaron inconsistentes informes policiales y que sirvieron de base para que la caverna mediática abriera fuego a discreción contra Podemos, sin más prueba que la rumorología. Así se organiza un claro ejemplo de guerra judicial donde periodistas de la citada covacha son los principales sujetos activos de la acción y un señor Juez que es el medio utilizado, o si se quiere la excusa que justifica el argumentario de relatores del antro mediático tipo Vallés (A3), Inda, Ferreras (La Sexta), Quintana (Telecinco), “Terra”, Olmo (El Confidencial), Maruhenda (La Razón); Lázaro (El Mundo), Vega (ABC), Herrera (La Cope), Alsina (Onda Cero), entre otros.

Se abrieron varias piezas separadas de investigación que salen de la causa principal, a la que se bautizó como “Caso Neurona”, especialmente impulsada por el partido fascista VOX y su socio en gobiernos municipales y autonómicos, el ultra conservador Partido Popular.

Neurona no es otra cosa que una causa general o prospectiva, que es una forma de investigación repudiada por nuestro ordenamiento jurídico penal y es aborrecida por el derecho procesal punitivo habida cuenta de que se trata de un proceso sin verdadero soporte penal. Es algo que en términos coloquiales se puede definir como que no se tiene indicio real alguno, pero voy a ver lo que pesco. Es como el que va al Corte Inglés y no sabe lo que va a comprar y finalmente no compra nada. Y, en eso se utilizan tres años, en los que una tras otra va cayendo por su peso las piezas separadas: la caja “B” de Podemos; la reforma de la sede; los contratos de la consultora ADB; el caso niñera; las donaciones del Instituto 25M; sobresueldos irregulares; distracción de fondos del Fondo de Solidaridad; delito electoral; y, finalmente se desploma el “Caso Neurona”.

De todos los medios señalados, El País es el único diario en papel que ha señalado, brevemente, el asuntillo. El espacio Hora 25 (Cadena Ser) ha entrevistado a Pablo Iglesias, que ha tenido la oportunidad de hacer valoración sobre las infamias contra la Organización en la que milita y el daño que se le ha inferido. Ni que decir tiene, que ha sido y es ensordecedor el silencio la izquierda que aglutina Sumar, que ha mantenido durante y después del proceso sumario prospectivo. Ni una sola palabra de alegría por haberse demostrado la impoluta integridad de Podemos y sus dirigentes que hasta hace poco eran parte de esa coalición. Del PSOE, todo lo que perjudique a Podemos le viene bien, por eso nada tuvo que decir durante el trámite judicial, más que equidistancia y ahora dirá menos, porque el resultado, el archivo, no le viene políticamente bien.

De todo esto sale claro que existe lawfare, que hay corrupción periodística y que los jueces son utilizados para justificar causas que se inician por rumores, a las que se acompañan informes policiales indocumentados, cuyo único objetivo era matar a Podemos y meter en prisión, a ser posible, a personas inocentes cuyo “delito” ha sido ser coherentes y fieles a la gente que representaban. Tres años ha durado el calvario jurídico, se ha archivado, sí, pero el objetivo se ha conseguido porque los morados están en una posición de debilidad, en la que han colaborado Sumar y PSOE y este, además, por ser el mejor sustento del pacto del 78, cree tener a la izquierda que querían. Ya veremos cómo evolucionan las cosas. Pero, mientras, el daño, ¿quién lo repara?

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Columnista
Salvador Soler

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