Chauchina vive su día grande con la Virgen del Pincho
Vecinos de la localidad metropolitana y de otros pueblos de la Vega veneran esta imagen desde que fuera hallada por Rosario Granados en 1906
La localidad metropolitana de Chauchina vive este Sábado de Pasión su tradicional procesión de la Virgen del Espino, conocida popularmente como la Virgen del Pincho. Se trata de una cita que reúne a centenares de fieles de la titular mariana y que vuelve a las calles dos años después por la pandemia.
Se trata de una imagen muy venerada por los chauchineros, pero también por vecinos de pueblos de la Vega de Granada incluso de otros puntos de Andalucía y en torno a la que se han organizado numerosos actos desde el pasado 3 de abril.
Entonces se llevó a cabo la peregrinación a la Ermita del Espino, con salida desde la Ermita del Señor de la Salud. A ello hay que añadir también el triduo dedicado a la mujer mantillas, a los niños y a los jóvenes y a la propia Hermandad Nuestra Señora del Espino Coronada.
Este 9 de abril son numerosos los actos organizados en honor a la Virgen del Pincho, con un Rosario de la Aurora que se ha celebrado a primera hora de la mañana y con Eucaristía durante el horario matinal.
Ya a las 17.00 horas está prevista la salida en procesión con la imagen de la Virgen del Pincho. A su salida cantará a la virgen el Coro Vega Rociera de Chauchina. También la acompañarán la Banda Municipal de Música de Chauchina y la Banda Municipal de Música de La Victoria de Fuente Vaqueros.
El recorrido de la procesión será desde la Ermita para continuar por la Plaza de la Constitución, la Carrera de la Virgen, el Cementerio, Carrera de la Virgen, la Iglesia Parroquial, Plaza de la Constitución y regreso a su Ermita.
Historia de una pasión
Fue el 9 de abril de 1906, Lunes Santo, cuando una misteriosa señora se le apareció a Rosario Granados Martín, vecina de Chauchina. Rosario se trasladaba por épocas a Arenas del Rey para realizar trabajos y estando allí entró en su casa un hombre buscando refugio, ya que la justicia le perseguía por matar a otro durante una pelea.
La chauchinera lo ocultó, mientras uno de sus hijos le comunicaba que habían matado en una discusión a uno de sus hermanos. Rosario le dijo que fuera al lugar de la pelea, para ir ella después. Al quedarse sola con el extraño, que resultó ser el asesino de su hijo, le perdonó.
Años más tarde, cuenta la historia, enfermó de su pierna izquierda y los médicos le dijeron que no tenía solución. El 9 de abril de 1906 Rosario salió de sus casa apoyada en la silla hacia el lugar del Espino, donde se hacía la cura de su pierna. Estando sentada apareció una “señora vestida de negro, de regular estatura, de noble aspecto, morena, y con ojos grandes y negro, quien le preguntó: ¿Qué tienes mujer, qué te sucede? Y Rosario contestó: Esta pierna, que la tengo muy mal desde hace tiempo, y los médicos me han dicho que no tiene cura. Algo a lo que la señora del Espino le contestó: Pues ven conmigo al Cementerio nuevo y allí te curaré”.
Cuando la lugareña llegó al camposanto donde se puso a rezar con aquella mujer y se quedó dormida, pero al despertar su pierna estaba completamente curada. Desde entonces todos los años se celebran concentraciones de miles de peregrinos que van a rezarle a la Virgen del Espino. Antes de morir, Rosario desveló un secreto que la Virgen le contó: “En el lugar del Espino se edificará una Ermita y un convento de Monjas Capuchinas para adorar a Jesús Sacramentado”.
