"Directiva, dimisión", los gritos que los decibelios no pudieron ocultar en Los Cármenes
La megafonía sonó más fuerte que nunca al nombrar las alineaciones para intentar frenar los pitos contra el Cacique Medina o justo al acabar el partido con el pitido final
Sophia Yang vivió este sábado, acompañada de parte de su directiva y dirigentes al frente del Granada CF, la primera reprimenda seria de la afición rojiblanca tras la derrota sufrida ante la Real Sociedad. Al grito de "directiva, dimisión", los poco más de 9.000 aficionados granadinistas dictaron sentencia en el duelo plebiscitario ante los donostiarras. Un dictamen que ni los decibelios de la megafonía pudieron ocultar.
Y es que aunque haya cosas que en el Granada CF no funcionan, lo que sí lo hace a tope cuando más se necesita, sobre todo para acallar el malestar de los granadinistas, son los altavoces que se instalan en el campo. Hubo dos momentos en los que se intentó que los decibelios taparan el sonido de viento y los cánticos contra el palco de Los Cármenes y también contra el Cacique Medina.
Primero fue al corear la alineación del Granada CF, que sorprendentemente tuvo una música épica de fondo que, cuando llegó el momento del entrenador, subió para evitar que se escucharan los pitos del público contra el técnico uruguayo, muy tocado tras la derrota. El otro momento sonrojante fue cuando el himno clásico del club sonó a 'toda pastilla' tras acabarse el partido.
Pero los decibelios no ganaron el partido tampoco. Los pitos se escucharon y bien escuchados. Cuando la Real Sociedad anotó el 2-3, fueron varias las ocasiones hasta el final del encuentro en el que sonó el "directiva, dimisión" y también el "jugadores mercenarios". Todos 'pillaron' parte de la reprimenda de la afición, que tras acabar el himno aguardó en su asiento para pitar también y gritar contra los responsables de la pésima gestión deportiva del equipo esta campaña y la marcha en la Liga, un pasito más cerca de Segunda.
Los decibelios tampoco pudieron ocultar que el Granada CF salió a especular en la segunda parte, ni la mala planificación que se hizo en verano. De aquellos barros, estos lodos, con un nuevo director deportivo que no ha conseguido en el mercado de invierno reconducir la situación con diez fichajes.
Los decibelios no pueden ser cortina de humo de los 57 goles encajados por el equipo, ni los diez puntos a los que tiene la permanencia, tampoco los números de Alexander Medina, una victoria desde que llegó en diciembre. Su incapacidad manifiesta para sacar al equipo de esta situación, que es prácticamente irreversible, tampoco se puede disimular, por muy alto que suene el himno.
Los decibelios no pueden calmar tampoco el malestar de una afición que vio cómo se arrastró el escudo la semana pasada ante el Villarreal, cómo el club fue hazmerreír de España por una alineación indebida en la Copa del Rey o vivió el caos en primera persona para ver el choque ante el FC Barcelona para el que, además, les hicieron pagar un extra del dinero del abono.
Por más que se intente, los decibelios no harán olvidar esta temporada al granadinismo, ni siquiera mantenerles dentro del 'mito de la caverna' de Platón. Los seguidores del Granada CF han decidido salir para enfrentarse a la realidad. Porque la afición no es tonta. Y eso los decibelios tampoco pueden taparlo.
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