La espera llega a su fin debajo de la parihuela
Costaleros y costaleras en Granada cuentan los días para la llegada del Domingo de Ramos · Aunque son diferentes por las medidas Covid, el cosquilleo en los ensayos es palpable para que nada falle el día de la estación de penitencia
Los 1.085 que habrán transcurrido entre el Domingo de Resurrección de 2019 y el Domingo de Ramos de este 2022 será sin duda una de las esperas más largas que tengan que hacer los cofrades de Granada, pues ni en la peor de las pesadillas imaginaban que una pandemia de dimensiones incalculables impediría que los pasos tuvieran que esperar tres años para regresar a las calles de la ciudad.
Con ese anhelo, incertidumbre, sueño y deseo trabajan estos días, habitualmente a deshoras -bien fines de semana o por la noche- decenas de costaleros de Granada que componen las cuadrillas de cada uno de los pasos que deben hacer sus estaciones de penitencia de Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección. Pero nadie dijo que fuera fácil.
Para poder colocarse bajo la trabajadera después de esta emocionante espera desde el 21 de abril de 2019 ha sido necesario tomar unas medidas de seguridad pertinentes y oportunas para garantizar que el dichoso virus no se lleve más protagonismo del que ya ha tenido desde marzo de 2020 y todo pueda transcurrir dentro de una cierta normalidad, aunque no la haya.
Porque debajo de la parihuela están las mismas esperanzas y sueños de cada Cuaresma en Granada, renovadas y con más ganas, pero recuerdos y deseos que esta vez llegan con algo más de dureza, porque quien más y quien menos ha perdido en este camino hacia el Domingo de Ramos a algún ser querido debido a la Covid. Y esa pérdida, por asumida que parezca, será difícil de olvidar con el costal.
A ello ha habido que sumar este año las medidas de seguridad pertinentes recomendadas por las autoridades sanitarias y, también, de la propia Federación de Cofradías. Los ensayos se están desarrollando entre test de antígenos, toma de temperatura y mascarillas bajo el paso. Quién se lo iba a decir hace solo tres años.
"La primera levantá va por la Hermandad"
Desde el barrio del Zaidín cada Martes Santo, en la Carretera de Armilla, Granada se llena de Caridad. Curro Carrasco es el capataz de la cuadrilla de costaleras que la última vez que puso el paso en las calles pudo hacerlo desde su Puerta Hacia la Gloria, uno de los estrenos más sonados de 2019 y que si todo va bien volverá a abrirse este año.
"La verdad es que volver a salir supone un reto y una ilusión", comenta Carrasco, quien no olvida el tiempo que han estado parados y el esfuerzo que ha supuesto estos dos años sin salir para contener las ganas "que todo cofrade tiene". "Hace falta la Virgen en la calle y eso es lo que queremos, con la ilusión de nuestras costaleras", ha explicado.
La primera levantá de este año será especial para todos los capataces de la Semana Santa de Granada, Curro Carrasco lo tiene claro: "En principio es duro por todo lo que hemos pasado, la tenemos que hacer por nuestra Hermandad, gracias a ella y la salud que nos ha cuidado y sobre todo por la gente que se nos ha ido".
"Hemos soñado mucho"
A las órdenes de Carrasco se encuentra en el mismo paso Carmen Rodríguez, costalera del palio de La Caridad y que también reconoce que viven estos momentos "con muchas ganas y con mucha alegría".
"Siempre se dice que las hermandades son personas, en estos años nos han faltado las personas, juntarnos, compartir, vivir estos momentos que estábamos deseando que llegaran", asegura mientras comparte ensayos con sus compañeras de parihuela.
Pero el sueño este año, compartido con todos los cofrades, ha sido infinito hasta que, en su caso, den las 4 de la tarde del Martes Santo: "Somos una hermandad que intentamos mantenernos muy unidas e intentamos salir adelante, hemos hablado mucho y hemos soñado mucho volverlo a vivir".
"Hay gente que ha dejado el costal, otros han venido con ganas nuevas"
También desde el Zaidín parten los dos últimos pasos que regresan a su templo en la Semana Santa de Granada. El de misterio de Jesús de la Resurrección y Santa María del Triunfo, cuya hermandad tiene un sabor a cuenta atrás de lo que está por llegar. Han pasado más de 1.000 días desde que la Iglesia de San Miguel Arcángel cerrara sus puertas en plena Semana Santa esperando a la siguiente cita.
Con ese anhelo están trabajando los chicos de Francisco Manuel Pérez, más conocido en el mundo cofrade como 'Tato', que admite que había ganas e incertidumbre a partes iguales, algo "dentro de lo normal" y de lo que esperaban dadas las circunstancias.
Este año las cuadrillas han tenido que comenzar más tarde a preparar sus ensayos de lo habitual por las restricciones de la pandemia, esto "condiciona el trabajo de un capataz, pues tenemos menos tiempo de respuesta y no es lo mismo que un año normal. Hay cuadrillas que están mermadas y con un positivo no se puede venir, tenemos esos hándicap", añade Tato.
En estos dos años hay gente que ya no ha vuelto a la trabajadera, aunque a cambio han regresado o se han unido otros que "lo han hecho con muchas ganas". Pero estos dos años también se notan en las espaldas de un costalero: "Aunque no tanto como creíamos, es como montar en bicicleta, pero sí se nota", añade el capataz, que aunque no desvela a quién o qué, sí admite que la primera levantá será especial porque "toca para quien toca".
"El reencuentro en los ensayos da mucha vida"
Víctor Espigares trabaja en la parihuela del misterio de Resurrección, al que ha vuelto después de unos años como costalero con "muchas ganas e ilusión" y tratar de "recuperar todo el tiempo que se ha perdido por culpa de la pandemia", aunque ahora espera que sea el cielo y el buen tiempo el que posibilite la salida de todas las cofradías.
"Este hecho de juntarse con los amigos, con la gente de la hermandad, hay muchas ganas, de cofradías, de hacer una serie de cosas, todo eso hay un poco de añoranza, el reencuentro en los ensayos da mucha vida, empieza a oler a incienso de que se aproxima la gran semana", explica.
Añade que se están tomando todas las medidas que se pueden para evitar que ahora sea la Covid, la misma que ha privado de disfrutar de pasos en la calle, la que se adueñe en la situación. Se aferran a su responsabilidad y la del resto de compañeros, y de paso, también la 'ayuda' de sus titulares, a los que quieren poner en la calle después de tres años.
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