sábado 27 abril
SEMANA SANTA 2019 | JUEVES SANTO  |   |

Misericordia para paliar el llanto

El Silencio logra quitar la espina a los cofrades granadinos con su salida en la medianoche · El granizo fue el peor jarro de agua fría para el resto de hermandades, que de forma responsable ni intentaron ponerse en la calle

Los peores augurios se cumplieron y Granada se quedó sin su Jueves Santo completo. Las cuatro hermandades que debían procesionar durante el día tuvieron que suspender sus estaciones de penitencia por la lluvia, ante lo que solo quedó el Silencio, ya en la madrugada del Viernes Santo, como remedio para quitarse la espina por la lluvia.

En Salesianos las lágrimas fueron protagonistas al confirmarse la suspensión. Foto: Álex Cámara

Un retraso que no evitó lo irremediable

Poco después de las 16.00 horas la Hermandad de los Salesianos ya barruntaba que la tarde se podía complicar. Han sido varios los años en los que el mal tiempo ha acompañado a esta cofradía del Zaidín y en este caso no se la iban a jugar.

Así las cosas, la cofradía decidió darse un margen de unos 30 minutos para tomar una determinación, que después de hacer las consultas pertinentes provocó el anuncio de algo que era inevitable.

La suspensión estaba más que justificada y los amantes de Jesús de la Redención y María Santísima de la Salud se pudieron visitar en su capilla de salida hasta bien entrada la tarde.

El consuelo entre hermanos fue el mejor alivio tras conocerse la suspensión. Foto: Guillermo L. González

Incredulidad ante la Alhambra

Cuando eran las 16.44 horas y faltaba un minuto para que llegase la hora fijada para la salida de la Concha, los rayos de sol intentaban ganar un pulso aparentemente perdido con los nubarrones que se cernían sobre la Alhambra.

La colina roja se quedó esperando para ese reencuentro de cada Jueves Santo entre Amor y Entrega y La Concha, pero la hermandad tenía los peores presagios y optó por suspender su estación de penitencia.

El abrazo y besos de cariño entre hermanos fueron el mejor antídoto para pasar el mal trago que minutos después se entendería mucho más, justo cuando empezó a caer una tromba monumental de la que se evitaron este y el cortejo de Salesianos.

A veces no hubo consuelo posible ante la suspensión. Foto: Guillermo L. González

El granizo como argumento de peso

En San Miguel Bajo habían también decidido darse una demora de una hora para tomar una determinación. La cofradía del Albaicín, la que quizás tiene el recorrido más complejo del Jueves Santo quiso aferrarse a las opciones de cambio, pero la realidad le trajo a una decisión irremediable.

Poco después de las 18.10 horas el Cabildo Extraordinario de Oficiales ya había hecho todas las consultas a aeropuertos, Sierra Nevada y otros puntos y corroboraron que la borrasca que había empezado a dejar gotas convertida en granizo iba para largo, como quedó demostrado hasta las 20.30 horas casi.

De este modo la hermandad tomó, al igual que el resto, la responsable decisión de suspender para esperar con más ganas al año que viene, si bien la cofradía puede desquitarse en septiembre con la salida extraordinaria de La Aurora con motivo del 75 aniversario de la Hermandad.

Cualquier sitio fue bueno para cobijarse de la lluvia. Foto: Álex Cámara

Sin excusas para decidir lo contrario

Y si difícil es el discurrir por los Grifos de San José, más complejo lo tiene la Estrella, a quien la tormenta hubiera pillado en plena Cuesta del Chapiz sin lugar aparente para cobijarse.

La cofradía también se dio un margen de quince minutos, pero el cielo lejos de abrirse se cerró aún más y dejó semivacía la Plaza de San Cristóbal para presenciar la (no) salida de la Estrella.

Hubo momento de quitarse la espina con posterioridad ante las dos imágenes titulares, distribuidas en el templo para que fuesen presenciadas de cerca por los hermanos, devotos y fieles.

La imagen de la Misericordia volvió a ser espectacular en su trayecto. Foto: Álex Cámara

Con la luna de testigo

Sin embargo todo lo demás encontró un hueco para la esperanza cuando a la medianoche se apagaron las luces y se escuchase la frase "Santísimo Cristo de la Misericordia, Granada te espera". Este grito después de sonar las campanas de San Pedro dio paso al tambor ronco con el que Granada enmudece en la madrugada del Jueves al Viernes Santo.

Con un extenso cortejo y sin miedo a la lluvia -la luna iluminaba el discurrir-, la hermandad albaicinera fue ganando calle con el imponente cristo de José de Mora, en un trayecto en el que pese a la lluvia de la tarde ello no restó afluencia a los asistentes.

La hermandad avanzó hasta Carrera Oficial y se quedó muy arropada en todo momento hasta que abandonó la Catedral de regreso a tu templo, cuando son los más fieles y anoche los más entregados a la causa, los que contribuyen a hacer del regreso del Silencio un momento para no olvidar y más después de un Jueves Santo aciago.

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