Un reinado indiscutible
Santa María de la Alhambra protagoniza el penúltimo día de la pasión con la multitud arropando a la cofradía desde su salida hasta el regreso
Cuando allá por el siglo XVIII Torcuato Ruiz del Peral realizó la obra maestra de Nuestra Señora de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra quizás no pudo imaginar que por sus manos estaba pasando la protagonista de lo que después sería un reinado tan innegociable como indiscutible en el Sábado Santo de Granada.
La hermandad alhambreña bajó desde la colina roja para deleitar a los miles de granadinos y vistantes que se agolparon en las calles de Granada, igual que repletas o incluso más que cualquier otro año por mucho santo entierro que se organizara en la otra punta de Andalucía.
Granada ha aprendido a disfrutar de su Semana Santa y lo hace sabiendo que el penúltimo día de la pasión debe dedicarse con todos los sentidos a la cofradía alhambreña, que presenta un cortejo más que amplio y además invita a disfrutar bien por el recinto monumental o bien por el resto de la ciudad.
En Granada, donde la advocación mariana de las Angustias lo es todo, la de la Alhambra se presentó en la ciudad con el 'río' de nazarenos damasco y la gran fila de camareras que antecedían a un paso guiado magistralmente por José Luis Pérez Raya.
Él y su equipo poco a poco han ido dando la impronta necesaria para la Reina del Sábado Santo, con una estabilidad anhelada años atrás y un crecimiento que corrobora que en la cofradía pueden estar satisfechos con el trabajo que se hace los 364 días restantes.
Volvieron los pétalos a la Puerta de la Justicia, otro hecho para no perderse la salida de esta cofradía, que impregna con su reinado cada rincón que recorre por el Centro de Granada.
A escasos cuatro años desde que llegue el centenario de fundación de la cofradía, la firmeza en su discurrir hasta la ciudad fue recibida por una multitud desde la Puerta de la Justicia hasta la misma carrera oficial, dejando Plaza Nueva con centenares de personas agolpadas para ver su discurrir.
En sur regreso no faltó ni el Ave María de Caccini ni la Madrugá de Abel Moreno, a través de los sones de la Banda Música de la Virgen del Castillo de Lebrija. Como nota a mejorar, la 'ruptura' de la hermandad a su llegada al templo, que abrió una distancia considerable entre las dos últimas camareras y el último tramo antes del paso.