domingo 28 abril
Opinión  |   |

Democracia

Normalmente cuando hablamos de democracia lo hacemos en términos dicotómicos. Así decimos que un país es democrático o no lo es. También lo aplicamos a cualquier organización o, dentro de ellas, a cualquier proceso de toma de decisiones. Pero más allá de esto apenas se habla de la calidad democrática, respecto de la cual no cabe tanto la dualidad como un enorme abanico de posibilidades dentro de un continuo que iría desde una pésima a una alta cualificación. No creo que en este campo pudiera aplicarse el término de excelencia o perfección democráticas, porque estaríamos hablando de una utopía, pero el margen entre ambos extremos sería realmente amplio. Cualquier demócrata siempre debe empujar por ir subiendo en esa escala, pensando y trabajando por mejorar la democracia.

En nuestro país hay síntomas de procesos que muestran una limitada calidad democrática. Casi cuatro años de retraso en la renovación del Consejo General del Poder Judicial no es precisamente un ejemplo de calidad democrática en esa institución del Estado. Un sistema electoral que provoca una injusta desproporción de representatividad entre unos partidos y otros, tampoco parece el mejor ejemplo. La corrupción impune o escasamente perseguida y condenada, tampoco nos deja en buen lugar. La existencia de la mal denominada “policía patriótica”, creada al margen de la ley para perseguir y confabular contra otros partidos y dirigentes políticos. El “lawfare” o guerra jurídica contra dirigentes políticos (los casos de Victoria Rosell, Pablo Iglesias, Isa Serra, Alberto Rodríguez…, todos ellos de Podemos son paradigmáticos). El “mediafare” o la utilización de los medios de comunicación para lanzar bulos y todo tipo de falsedades y manipulaciones para desprestigiar a personas o partidos determinados… Sin ser exhaustivos hay que reconocer que se trata de ejemplos palmarios de mala calidad democrática que padecemos en nuestro país.

En España los partidos políticos están obligados a ser democráticos tanto en su estructura interna, en su organización y en su funcionamiento, porque así lo exige el artículo 6 de la Constitución y reitera el artículo 6 de la ley orgánica de Partidos Políticos. Hay que pensar por tanto que todos los partidos políticos legalizados cumplen esos principios (aunque resulta curiosa la declaración de Macarena Olona afirmando que si ella hablase probablemente VOX sería ilegalizada). Otra cosa es cómo cada uno de ellos los hagan realidad en la práctica. Los hay más piramidales y jerárquicos y también más asamblearios, con primarias o sin ellas, con mejores y peores mecanismos para la consulta y participación en la toma de decisiones por parte de sus bases. Incluso quienes amplían determinados procesos de elección no solo a su militancia sino también a sus simpatizantes.

Llevo participando en organizaciones políticas, sindicales o sociales desde los 17 años, antes incluso de que en España existiera un régimen democrático. Por tanto tengo la suficiente experiencia como para poder valorar su calidad democrática que, por otro lado, nunca es estática sino que evoluciona, mejorando o empeorando según cada momento.
He de decir que, entre todas mis experiencias, la más gratificante es justo la última. Con todos sus defectos y limitaciones Granada se Encuentra está siendo a mi juicio la más abierta y participativa. Se trata del espacio que da cobertura y apoyo a la candidatura y al grupo municipal de Unidas Podemos por Granada. Con una organización mínima, sin presidencia ni secretaría general, sólo una mesa de coordinación para las cuestiones de intendencia y la asamblea, soberana para todas las decisiones importantes, donde cada persona tiene un voto, con plena igualdad y con independencia de su adscripción o no a alguno de los partidos que conforman la coalición (Podemos, IU, Alianza Verde y personas independientes). Con elecciones primarias abiertas para elegir la candidatura.

Nada es perfecto, por supuesto. Muchos son los problemas y limitaciones. Todo es siempre manifiestamente mejorable. Pero solo el hecho de construir en política un espacio en el que puedan convivir personas independientes y militantes de varios partidos y que en vez de competencia entre ellos prevalezca el respeto, el afán de consenso y el trabajo colectivo en beneficio de la ciudad y quienes en ella vivimos, ya resulta reconfortante.

Que en política, donde estamos acostumbrados a que todo vale y a la confrontación permanente, pueda existir y perdurar un espacio donde militar y trabajar pueda resultar una actividad gratificante, es el reto. Cuatro años de experiencia demuestran que es posible. Ahora toca darle continuidad, ampliarla y mejorarla. Para terminar este mandato municipal e iniciar el próximo, el que se inicia el 28 de mayo de 2023.

Cualquier persona que lo desee y quiera trabajar por Granada y sus gentes, será bienvenida. En ello estamos y vamos a poner todo nuestro afán.

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Columnista
Miguel Martín Velázquez

Portavoz de Podemos Granada

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