miércoles 8 mayo
Opinión  |   |

¿Dónde está la oposición?

Hemos celebrado elecciones municipales y generales, ya tenemos presidente y gobierno, pero la oposición sigue sin aparecer. Permanece en ese mundo paralelo que inventaron antes de las elecciones de mayo, intentando derogar un ‘sanchismo’ que las urnas se empeñan en mantener.

En los últimos meses hemos vuelto a asistir a una competición encarnizada por el gobierno de España entre el PSOE y el PP. El objeto de conflicto esta vez han sido los pactos para la investidura y la ley de amnistía, mientras que otras veces se puso distinta letra a esta misma música. Pero en definitiva es eso, la lógica competición electoral por el poder.

Es una lucha que merece la pena. Más allá de la habitual visión superficial y televisiva de la política, se esconde un intrincado juego de intereses cuyas consecuencias nos afectan a todos y a todas. Para la derecha significa la protección de los intereses económicos de determinados grupos muy poderosos, vestida de bajadas de impuestos, privatizaciones y llamadas a una libertad que solo disfrutan ellos mismos. Para la izquierda, la defensa de la protección social del Estado en todas sus expresiones, la sanidad, la educación, las pensiones; una red de la que depende la estabilidad vital de todos los que nunca tendremos que pagar el impuesto sobre el patrimonio. Competir por un gobierno que permita alcanzar las aspiraciones de cada partido es lo propio de la democracia.

Curiosamente la derecha suele esconder sus verdaderos objetivos porque es consciente de que perjudican los intereses de mucha gente humilde que los vota. Por eso articulan su propuesta electoral sobre elementos puramente emocionales, capaces de aglutinar el descontento de gente que a menudo desconoce el verdadero programa que está apoyando. El PP de los últimos años solo tiene un argumento, el nacionalismo español, ataviado de todos sus símbolos: la bandera, la patria, la unidad de España y la amenaza de los nacionalismos periféricos. Ellos saben que el gobierno de Pedro Sánchez es legítimo y que el foco de atención sobre la ley de amnistía pasará, pero han preferido que este sea su único argumento político.

La novedad actual no es la rivalidad por el gobierno de los dos grandes partidos, sino la lucha de las derechas por el mismo espacio político. En un juego que ya habíamos visto antes en España, la ‘escisión VOX’ le disputa el poder a la ‘matriz PP’. Una tensión que solo se traduce en la competición por el liderazgo del nacionalismo español, lo cual contribuye a radicalizar el discurso general de la política española. Para VOX es lógico porque no tiene nada más que ofrecer, pero el PP está cada vez más solo y más acorralado en una posición que nos perjudica a todos. Necesitaríamos una oposición menos dramática y más constructiva, dispuesta a llegar a los acuerdos necesarios, empezando por la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Pero el melodrama no ha terminado. Me temo que se extenderá hasta las elecciones europeas de junio de 2024 porque VOX tiene mucho que ganar ahí. No olvidemos que ellos forman parte de una coalición internacional de ultraderecha que ahora tiene un enorme poder en Europa (Meloni, Le Pen, Orbán) y un amplio respaldo internacional (Trump, Milei). Y, que el modelo de circunscripción única de ámbito nacional es muy beneficioso para partidos como VOX, capaces de obtener miles de votos que habitualmente no se convierten en diputados cuando la circunscripción es provincial. VOX aspira a un gran resultado en junio y eso obligará al PP a mantener el pulso y seguir gritando. Además, los meses que restan hasta las elecciones europeas coincidirán con la tramitación de la ley de amnistía y con las elecciones gallegas y vascas. Todo un abanico de excusas para mantener la guerra abierta entre PP y VOX y no atender sus genuinas obligaciones como oposición.

En un contexto en el que la exageración, la violencia verbal y el esperpento tienen premio, la oposición tendrá que esperar. El auténtico arranque de la legislatura será después, cuando se desmonten las barricadas. La verdadera acción legislativa del gobierno deberá esperar a que baje la inflamación y pueda recuperarse un clima de diálogo parlamentario que aborde los verdaderos problemas de los ciudadanos y ciudadanas, pequeños asuntos como el precio de las hipotecas o las listas de espera, los problemas que el PP de momento ignora.

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Columnista
Pablo Hervás

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