Epimeteo y la Caja de Pandora
Al ver los resultados de las recientes elecciones en Castilla y León y las previsibles consecuencias que de los mismos se esperan, se nos antoja inevitable la evocación del mito de la caja de Pandora.
El adelanto electoral en Castilla y León iniciaba una estrategia de Pablo Casado que pasaba por introducirnos en una vorágine electoral en la que una sucesión de incontestables triunfos electorales hiciera palidecer lo logrado por la Sra. Ayuso en Madrid. De esta forma, se consolidaría el cuestionado liderazgo del Sr. Casado, quedaría frenada la fulgurante carrera de la refulgente Ayuso y lo aproximaría a una definitiva y contundente victoria en unas elecciones generales que caerían, como fruta madura, ante el arrollador empuje de un Partido Popular hegemónico en la derecha.
Pero los resultados en Castilla y León no han sido tan contundentes como los populares habían esperado y, vistas las derivadas que los mismos van a traer, tornan al, por el momento, líder de la derecha española en una Pandora que haya abierto su caja, liberando todos los males sobre la faz de la tierra.
Así, nuestro Pablo Pandora ha provocado que el nombre, la imagen y el futuro del Partido Popular hayan quedado indefectiblemente unidos al de Vox. Lo que va a ser un serio problema, en primer lugar para el propio Partido Popular y, lo más importante, para todas y todos. Ciertamente, la aproximación del PP a Vox ya se había iniciado en Andalucía, en Murcia, en Madrid… pero seguramente el matrimonio gubernamental con la extrema derecha se reservaba para unas elecciones generales. Y, desde luego, difícil papeleta le queda ahora al Partido Popular frente a sus homólogos europeos que han hecho del aislamiento de la extrema derecha una seña de identidad de la derecha democrática europea.
Por otra parte, las elecciones castellanoleonesas han puesto de manifiesto una preocupante cantonalización de la representación política en España, de consecuencias imprevisibles.
En esta evocación del mito, no conviene olvidar que Pandora era un instrumento de venganza de los dioses contra la raza humana y que a tal fin fue dotada de gracia y belleza, pero también de un ánimo inconstante y nublado por la mentira. Con ese fin vengativo ofrecieron a Pandora a Epimeteo, el Titán cuyo nombre significa el que piensa después. Parece que el poeta Hesíodo, al reescribir el mito de Pandora y Epimeteo, conociera ya al Sr. Casado y en él se inspirara para el papel de la portadora de la caja de las desgracias. De ser así, no me extrañaría que el poeta griego también hubiera encontrado inspiración para su Epimeteo en el Sr. Bonilla.
Nuestro particular Epimeteo Bonilla, al aceptar el regalo envenenado de Pablo Pandora y su caja, y al quedar abierta ésta, se ha quedado sin su particular adelanto electoral, viéndose obligado ahora a afrontar las consecuencias sin, al parecer, tener claro qué hacer con su tarea encomendada, Andalucía. Si el Epimeteo original ha pasado a ser identificado con la falta de previsión, la improvisación y la ligereza en el cumplimiento de sus encomiendas, la dócil disposición del señor Bonilla de someterse, y de someternos, a la estrategia, ahora fallida, del Sr. Casado lo aproxima a ese Titán. Queda por ver cómo Epimeteo Bonilla afronta el resto de su mandato con un Vox crecido y al que, ahora sí, le interesa hacer saltar por los aires la legislatura, cómo gestiona la cogobernanza con un cadáver político y cuál es su relación con un PSOE al que ha querido demonizar hasta ahora.
Sea como fuere, la caja de Pandora ya está abierta. Los males desatados también afectan a la izquierda, y más le vale que asuman el papel de Prometeo, el que piensa anticipadamente. Por lo pronto, aquel argumento electoral de que “viene la extrema derecha” ya no sirve: la extrema derecha ya está aquí.
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