jueves 2 mayo
Opinión  |   |

Generar confianza

Nadie va a olvidar el mes de marzo de 2020. Desde los primeros días del año empezábamos a oír una noticia que nos ha cambiado a todos la vida y, lo que es peor, ha sido la causa de que muchas personas la hayan perdido. Recuerdo aquel primer trimestre del año, cómo empezaba a ser la conversación obligada de cualquier reunión. Ya entonces comenzábamos a utilizar términos hasta ahora ajenos en nuestro “mundo moderno” como colapso sanitario, estado de alarma, crisis pandémica...

Recordaré el 13 de marzo de 2020, cuando ya sabíamos que el Gobierno declararía el estado de Alarma y nos despedíamos de aquellas personas que teníamos más cercanas, tomando la ultima cerveza juntos y siendo conscientes de que entraríamos en una experiencia jamás conocida, comenzando una nueva situación que nos iba a cambiar nuestro estilo de vida. Aquel segundo trimestre, se fueron haciendo normales las prórrogas cada quince días. Empezamos a hablar de fases, y de sus diferencias. Esperábamos con ansiedad “aplanar la curva”. Se acordó por el Gobierno de España un conjunto de medidas que actuaran como escudo social frente a las múltiples consecuencias de la crisis sanitaria: expedientes de regulación de empleo, medidas en relación a los arrendamientos, los suministros, etc, etc. Se puso en marcha, en la mayoría de las ocasiones con mucha improvisación, el “teletrabajo” y descubrimos que muchas de las tareas que se realizan a diario en las empresas se pueden hacer desde casa. Pero también se puso en evidencia las malas conexiones y la falta de medios existentes.

Desde entonces hasta ahora se han escrito (hemos escrito) miles de palabras, han aparecido expertos de todos los perfiles posibles, teorías de todos los gustos, bulos...; han emergido figuras públicas que hasta ahora eran prácticamente desconocidas, y se han sumergido en el barro personajes de entidad internacional. Hemos demostrado, una vez más, cómo somos capaces de convertir en una polémica visceral algo que debería de ser tratado con más ecuanimidad. Hemos visto cómo, haciendo gala de un descaro inaudito, durante el estado de alarma se reclamaba que se habían invadido las competencias autonómicas, y posteriormente se reivindicaba la necesidad de que el Estado tomara iniciativas.

Aun con la existencia de una crisis como la que estamos padeciendo, hemos asistido a la teatralización de la ultraderecha mediante la presentación de una moción de censura vodebilesca poniendo en evidencia una cuestión meramente táctica y partidista. Y después de todo lo que hemos vivido (o sufrido) desde el mes de marzo a día de hoy, tenemos la sensación de que todo vuelve a comenzar, y bien con más virulencia o, al menos, esa es la percepción que tienen gran parte de la ciudadanía.

Las comunidades autónomas han comenzado a tomar decisiones dispares en el ejercicio de sus competencias, pero la diversidad de las órdenes adoptadas nos están llenando de incertidumbre. Además los propios responsables contribuyen a la desorientación de la población. Basta ver cómo en tan solo una semana, la Junta de Andalucía adopta resoluciones para Granada de diversa índole. Un día de forma casi exclusiva adopta una resolución restrictiva para la comunidad universitaria, y poco después para un conjunto de municipios. El propio Alcalde de Granada, en un solo día hace interpretaciones radicalmente diferentes de la movilidad en el Área Metropolitana.

La gente, lo que está reclamando en estos momentos es que las decisiones se adopten de forma consensuada, con tengan patrones comunes y que lleguen con claridad para que sea fácil su interpretación y ejecución. Cada vez existen más personas que piensan en la necesidad de replantearse, en este tipo de circunstancias, el concepto de la cogobernanza, Y para ello necesitamos tener una actitud constructiva y pensando a largo plazo. El sistema democrático que actualmente disfrutamos se construyó precisamente con esos cimientos. Puede ser una tarea compleja, pero no imposible.

Debemos de contribuir entre todos a generar confianza relegando actitudes o declaraciones que creen confusión. Ejemplos de lo que no hay que hacer los tenemos muy presentes, unos muy cercanos a nosotros y otros más lejanos. Y no podemos escudarnos ni en la falta de competencias de los distintos ámbitos, o en la idea de que “eso le corresponde a otro nivel”. Todos debemos de adoptar una posición de corresponsabilidad. Lo que necesitamos son certezas y un horizonte de esperanza.

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Columnista
José María Corpas

Concejal del Grupo Municipal Socialista y Secretario de Política Municipal del PSOE de Granada capital

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