domingo 28 abril
Opinión  |   |

Granada, vanguardia de Igualdad

Estamos ante un escenario social y político bastante preocupante dado el giro que se le pretende dar a las políticas de igualdad y a un asunto tan prioritario en la lógica de cualquier pensamiento como la violencia de género. Aunque se ha avanzado en la sensibilización, visibilización, prevención y respuesta judicial ante este tipo de delitos, aún queda mucho por hacer, considerando el número tan elevado de asesinatos machistas, de denuncias por maltrato y de violaciones, pero se han dado pasos importantes para erradicar la violencia de género y todas las formas de acoso sexual y acoso por razón de sexo.

Es absolutamente imprescindible seguir potenciando medidas y actuaciones que fomenten la igualdad real entre mujeres y hombres, como se llevan haciendo desde el 2004, con el PSOE en el gobierno de España, con la firma de la Ley contra la violencia de género. En el año 2007, también con el PSOE en el gobierno, se aprobó la Ley para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, siendo valorada como muy positiva por el 80% de toda la población, según el CIS. En el 2017 se aprobó un Pacto de Estado contra la Violencia de Género en el Congreso y en el Senado. Esto se hizo extensivo a Andalucía, donde en el 2007 se aprobó la Ley para la prevención y protección integral contra la violencia de género, modificada en el 2018. Tras más de una década combatiendo la violencia estructural que sufren las mujeres por el único hecho de serlo, con unas leyes que parecían indiscutibles y necesarias, hoy se ponen en el punto de mira de quienes nos van a gobernar en Andalucía, ¿qué les mueve a ello?

Verdaderamente es incomprensible. Por si alguna persona aún no lo tiene claro, defender la Ley de Igualdad supone hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de la discriminación de la mujer en la esfera política, civil, laboral, económica, social y cultural para, en el desarrollo de los artículos 9.2 y 14 de la Constitución, alcanzar una sociedad más democrática, más justa y más solidaria en cuestiones tan esenciales como el acceso al empleo, la formación o la promoción dentro del trabajo que les permita romper de manera definitiva con el techo de cristal. Para ello es determinante evitar cualquier situación de discriminación directa por el hecho de ser mujer, e indirecta con comportamientos en apariencia neutros pero que ponen a la mujer a situación de desventaja, por ejemplo por situación de embarazo o maternidad. En este sentido, medidas como la ampliación de los permisos de paternidad y de que estos sean intransferibles, están siendo esenciales para asegurar la conciliación del trabajo y de la vida personal y familiar de las mujeres y los hombres, así como el fomento de la corresponsabilidad en las labores domésticas y en la atención a la familia.

Defender esta ley también supone apostar por una educación libre de cualquier tipo de estereotipo social o sexista que produzca desigualdades entre mujeres y hombres. Materias que ahora quieren borrar del mapa como Educación para la Ciudadanía, Cultura y Práctica Digital o Cambios Sociales y Género contribuyen, en Andalucía, a que las niñas y los niños construyan un modelo social basado en la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, desarrollando una actitud crítica ante situaciones de cualquier tipo de segregación o discriminación.

Defender estas leyes igualmente supone tomar una conciencia real de los casi mil asesinatos por violencia machista desde el 2003 y, por tanto, poner todo lo que está a nuestro alcance, como administración y sociedad, para acabar con esta terrible lacra.

No nos vamos a arrugar, y como granadino me siento orgulloso del día de ayer. Primero, por poder participar en una concentración en la que miles de personas de diferentes edades, muchas de ellas arrepentidas por no haber ido a votar en las pasadas elecciones andaluzas, pusimos el grito en el cielo contra esta involución a donde nos quieren llevar. Segundo, porque el Ayuntamiento de Granada volvió a sacar pecho del V Plan de Igualdad aprobado hace seis meses al que la Vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, supo reconocer su valor para la ciudad, más aún en los tiempos que corren. Esto supone que en Granada se apuesta por la creación de itinerarios de inserción laboral para mujeres en situación de vulnerabilidad, incidiendo en mujeres víctimas de violencia de género, mujeres prostituidas, mujeres jóvenes y mujeres mayores. También en el desarrollo de acciones de sensibilización en materia de igualdad entre mujeres y hombres mediante talleres con jóvenes entre 16 y 18 años sobre prevención de violencia de género. Apuesta también por contribuir a la conciliación de la vida familiar, laboral y personal, convocando becas para madres jóvenes estudiantes para el presente curso académico. El V Plan también pone el foco en la coordinación municipal para una mejor atención de casos por violencia de género. Y, por supuesto, promoviendo un nuevo modelo de ciudadanía que favorezca el empoderamiento y liderazgo de las mujeres y su plena participación en los espacios públicos.

Lo ocurrido ayer supone un auténtico espaldarazo a Paco Cuenca como alcalde y a Ana Muñoz como concejala responsable del área de Igualdad. Mientras este equipo de gobierno lidere la transformación de nuestra ciudad, como lo lleva haciendo desde el primer día que asumió esta responsabilidad, a Granada nadie la podrá parar. Han sabido encontrar el botón que de nuevo nos da luz. Merecemos ser esa ciudad abierta, justa, solidaria e igualitaria hacia la que vamos. ¡Qué nadie nos vuelva a apagar!

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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