martes 7 mayo
Opinión  |   |

La política de la destrucción

Granada vive atrapada en una serie de debates que parecen atascados en las paredes de las hemerotecas. Años y años, estos asuntos de la agenda de la ciudad se atascan en un marasmo administrativo más propio de aquella escena de ‘Las XII pruebas de Astérix’, en las que los invencibles galos se paseaban hasta envejecer por los pasillos y escaleras de la administración romana que les rebotaba de ventanilla en ventanilla sin dar solución alguna a su problema. Uno de esos debates es el de la estación del tren y la integración de las vías en la ciudad a su paso por los barrios de Chana, Parque de la Rosaleda y, tangencialmente, los Pajaritos. Pero haríamos un flaco favor a la verdad si omitiéramos un detalle no pequeño: este problema, a día de hoy estaría solucionado de no haber sido por el PP de Torres Hurtado, Carazo y Jorge Saavedra. Los tres, formando parte del mismo gobierno se convirtieron, una vez más, en parte del problema para alejar la solución posible.

Esto viene a cuento porque Carazo y compañía, incapaces de poner una sola propuesta para Granada pues se encontraron el gobierno sin elaborar programa alguno, parece que han ocupado la Plaza del Carmen con el único propósito de ensuciar la vida política local metiéndonos en todos los líos posibles para confrontar con el Gobierno de España. Se podría decir, parafraseando a Lennon, que la vida es eso que pasa mientras Moreno Bonilla roba a Granada y Carazo quiere ser Ayuso. Desgraciadamente, Granada ha dejado de ser un fin y se ha convertido en un medio, y ahí perdemos todos.

Propongo un reto. A todo aquel que sea capaz de poner sobre la mesa un solo proyecto (ni bueno ni malo), un solo proyecto de integración ferroviaria que lleve la firma del PP, le invito a un plato de ensaladilla del ‘Cunini’ todos los viernes del año 2024. Todos. Ese detalle, que en otros tiempos hubiera sido importante, hoy pasa desapercibido tras la cortina del ruido y la bronca, pero conviene no olvidar que todo lo que tiene que ver con el tren en Granada tiene muy mala pinta en la lamentable hoja de servicios del PP granadino. Podemos recordar que, precisamente fueron Torres Hurtado, Carazo y Saavedra quienes tumbaron la propuesta de estación de Moneo que, de haber contado con la lealtad municipal hoy sería una realidad; recordemos también que fue el PP de Carazo el que nos dejó más de 1.000 días sin tren, algo por lo que aún nadie ha pedido perdón (por cierto, no quiero ni pensar lo que hubiera pasado de ser Sánchez el artífice de aquella barbaridad); recordemos igualmente que el mismo gobierno que recuperó las conexiones ferroviarias, trajo el AVE a la ciudad y nos ha conectado con Málaga y Sevilla por tren, es el que ha tenido que asumir la realización de una obra que también olvidó el PP de Carazo, la variante de Loja. Su ausencia es la que hace que nuestra alta velocidad sea cualquier cosa menos eso, Alta Velocidad.

Pues con todo ese currículum, Carazo y compañía tienen la tremenda jeta de confrontar con el Gobierno de España en asuntos del tren. Se comportan como el mal profesor que regaña a quienes hacen sus deberes, amparando la conducta macarra de quien no hace absolutamente en nada. Pero es lo que tenemos. Carazo ha elegido ser Ayuso. Cualquier cosa para irse de Granada.

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Columnista
Juanjo Ibáñez

Concejal del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Granada

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