martes 19 marzo
Opinión  |   |

Las ideologías no han muerto

Entiendo que todos coincidiremos en la afirmación de que, después de todo lo pasado y sobre las múltiples experiencias que nos ha traído la crisis sanitaria del coronavirus, esperamos un corolario positivo de cara al futuro. Sería lo deseable.

En efecto, y ahora que la vacuna puede venir a poner coto a medio plazo a la situación sanitaria, sería más que deseable que nos dispusiéramos a sacar conclusiones de lo ocurrido, y a impulsar debates, y también grandes acuerdos que nos permitieran establecer compromisos firmes para evitar que se vuelva a repetir una situación similar y, sobre todo, con ello impedir las desastrosas consecuencias humanas y económicas que ha traído para nuestra sociedad.

En esta situación, hasta los más liberales han apostado por políticas con un claro componente público. La estrella ha sido sin duda la Sanidad. Aún con todos los defectos que los más críticos puedan achacarle, ¿qué hubiera ocurrido si no hubiera existido un sistema sanitario universal y público con una amplia red de protección?

Pero no solo ha sido la Sanidad. En todos los países de nuestro entorno, de distinto modo y con diverso alcance, se han puesto en marcha medidas de protección a los más desfavorecidos y a los sectores más afectados. Se ha impuesto un enorme esfuerzo por parte de los Estados. Si se examinan los distintos planes para tratar de contrarrestar los efectos devastadores de la pandemia, podremos comprobar que superan en mucho los fondos que se destinaron para levantar a Europa tras la II Guerra Mundial. En aquel momento fueron unos 17.000 millones de dólares que si se actualizan a la fecha de hoy supondría unos 180.000 millones, muy por debajo de la cifra que se está destinando ahora en el mismo continente. Conclusión, y aún aceptando las diversas opiniones críticas que puedan darse respecto de las alternativas concretas de cada uno, existe un denominador común: la iniciativa de lo publico como motor de la salida a la crisis.

Un aspecto que también se ha puesto de manifiesto con claridad ha sido el de las consecuencias derivadas de la crisis económica que vivimos hace unos años. En efecto, en aquella ocasión la salida elegida fue imponer límites al gasto publico estableciendo reglas de gasto que a día de hoy perduran, lo que trajo como consecuencia un cambio sustancial en los parámetros del Estado de Bienestar. Dicho de una manera más gráfica, los recortes que se hicieron (v.gr) en la investigación posiblemente los estemos pagando ahora. En estos momentos, y posiblemente como experiencia de lo vivido, parece que hay una práctica unanimidad en que tenemos que pensar más en el futuro invirtiendo sumas más importantes en investigación.

Y ¿qué decir de la necesidad de apostar por un fortalecimiento de la llamada cuarta pata del Estado de Bienestar? Pues parece que también existe una coincidencia (esta es verdad que no tan mayoritaria) en favorecer a la atención de aquellas personas que por distintas causas no puedan valerse por sí mismas, extendiendo su ámbito a nuevas situaciones.

En todos y cada uno de los aspectos indicados, y aún cuando exista cierta coincidencia, se puede afirmar que las soluciones concretas que se dan dependen en gran medida de la opción ideológica que se mantenga.

Desde hace años se viene insistiendo que no tiene sentido hablar de división entre izquierda y derecha. Ya en una revista francesa “L'Express” nada menos que en 1953, se afirmaba sobre este asunto: “aparte de los diputados, ya nadie comprende qué significa”.

A esto se le suma una afirmación con un calado mucho mayor: las ideologías han muerto. Pero es curioso que quienes llegan a esa conclusión entienden que han muerto todas las ideologías menos la suya que, dicho sea de paso, suele ser conservadora. Nada mas lejos de la realidad. La ideología sigue siendo la forma de organizar y entender el mundo, de unos valores, una manera de pensar e interpretar la realidad, y en ello siguen existiendo enormes diferencias. Piensen en cada uno de los conceptos señalados más arriba, y podrán observar como existen enormes diferencias en las posibles soluciones. En el enunciado de los problemas, todos podemos ponernos de acuerdo; pero según la perspectiva en las soluciones, encontramos la disparidad. Poner el énfasis en la profundización, o no, del Estado de Bienestar del que puedan beneficiarse todas las personas, sin importar la capacidad económica, puede ser una de las diferencias. De ahí que sea tan importante, en estas circunstancias, pensar lo que hemos pasado y qué futuro queremos tener.

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Columnista
José María Corpas

Concejal del Grupo Municipal Socialista y Secretario de Política Municipal del PSOE de Granada capital

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