martes 19 marzo
Opinión  |   |

Los dos años marcan el principio del fin

La frase, aunque la podría haber pronunciado cualquier persona que vive lo que acontece en el Ayuntamiento de Granada, la verdad es que quien la escribió fue James Mathew Barrie en su obra ‘Peter Pan y Wendy’. Ese país imaginario de Nunca Jamás, sería una recreación perfecta para ese mundo irreal en el que sobrevive nuestro Alcalde. Y es que, aunque todos sabíamos que ocurría algo, una vez transcurrido el plazo del vergonzoso pacto que llevó a la alcaldía a Luis Salvador, lo cierto es que pocos adivinaban lo bochornoso de la situación de estos días.

Digo y afirmo: pacto vergonzoso. No reniego de los pactos y acuerdos. Entiendo que es normal en la vida política y que, además debe de ser una práctica más habitual. Ahora bien, aquel pacto en concreto que se alcanzó el 15 de junio de 2019 entre el Partido Popular y Ciudadanos, fue vergonzoso, irresponsable y oscuro. A sus resultados me remito. Basta ver el enorme tiempo perdido, la cantidad de proyectos metidos en los cajones, y sobre todo, el espectáculo final que se está dando a la ciudadanía para dar por finalizado el acuerdo. Porque cuando de un acuerdo no salen nada más que conflictos, discordias y enemigos, es que se pone en evidencia la incompetencia no solo de quien lo fraguó, sino de quienes han sido sus ejecutores.

Que el pacto existió es algo que hoy, a estas alturas ya muy pocos niegan. Todos, como el apóstol, han visto la luz. Dos años perdidos, consecuencia de un equipo de gobierno que en su fuero interno era consciente de tenía la espada de Damocles sobre sus cabezas.

Desde la oposición, el PSOE lo ha venido denunciando desde el principio. Y conforme nos íbamos acercando al plazo concedido, la actividad municipal se veía cada vez más afectada: las iniciativas en las comisiones delegadas eran cada vez más escasas y los plenos se convertían en una clara evidencia de la parálisis y la inacción.

Las etapas se han ido cumpliendo, hasta que al final lo que ha llegado, después de transcurridos los dos años, ha sido el principio del fin. Poco a poco, los distintos actores de este culebrón, fueron dejando cada vez más solo a un Salvador que tiene, como los yogures, la fecha de caducidad plasmada en su hoja de ruta.

Del resultado de aquel examen morfopsicológico que revelaba que Luis Salvador tenía un “buen caudal energético orientado a realizaciones de valor ético-morales y humanas de valor trascendente (…) canaliza su trabajo hacia contribuciones para dejar un mundo mejor”, se ha pasado a ser la persona que piensa que es capaz de gobernar él solo el Ayuntamiento de una ciudad tan importante como Granada. La verdad es que solo una persona tan creída de sí misma puede tener la actitud que está teniendo. Todo el mundo es consciente de que es imposible el gobierno del Ayuntamiento con dos concejales. La Junta de Gobierno, inexistente; las comisiones delegadas, sin expedientes, sin iniciativas. Gobernar por decreto supondrá en la práctica la posibilidad de situar gran parte de las decisiones ante una inseguridad jurídica de imprevisibles consecuencias. Y a pesar de todo ello, después de que se haya quedado absolutamente solo, su actitud es la de permanecer impasible. La pregunta que me hago, después de escucharlo pacientemente, es hasta cuando va a aguantar así.

La situación que vive el Ayuntamiento de nuestra ciudad no puede continuar de este modo. El abandono de las responsabilidades de gobierno por parte del Partido Popular, que es coautor del escenario actual, traerá aún más consecuencias negativas para la ciudad. En unos momentos en los que gran parte de las administraciones publicas de toda España están sumando para conseguir proyectos de los fondos Europeos, en Granada nos encerramos en estos espectáculos dantescos. Recientemente hemos perdido la Feria del Libro, el Festival de Iberseries... si hasta ahora existían nulas iniciativas de importancia, y las que había se han ido quedando en el tintero, ¿quien va a tener el impulso político necesario ahora?

Es urgente una salida inmediata, y seria. Basta ya de cambalaches y de actitudes inconscientes e irresponsables. La única, a día de hoy, es la dimisión del Alcalde. Ya está bien de mantener esa actitud que provoca solo bochorno y pudor en toda la ciudadanía. Señor Salvador solo le queda una salida y es marcharse. Se lo agradecerá Granada.

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Columnista
José María Corpas

Concejal del Grupo Municipal Socialista y Secretario de Política Municipal del PSOE de Granada capital

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