Luna creciente (Don Juan) (6-5-2015)
Don Juan
Don Juan, no Tenorio, García Montero, vestido impoluto con ese aire posmoderno de dominador político excelso porque es el portavoz municipal del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Granada, con voz golosa y engolada porque es propia del cargo, aduce algo así solemne y vivaracho y con ese hermoso gracejo bastante popular que poseen los concejales populares del PP en Granada: Ya no todo es basuras en toneladas ni cargas ni hostias policiales en el Día de la Cruz, sino ciudadanos participantes y visitantes que participan en el glorioso baile sevillí (el de la primera, la segunda, la tercera y la cuarta mirando siempre a los ojos, palabra de honor) y en la maravillosa y feliz y dura curda alcohólica inconmensurable, mayestática, imperial y absolutamente feroz para el día siguiente laboral. Bueno. Mira que bien. Aleluya, y pan de Alfacar. ¿Si el mar fuese de vino todos seríamos marineros? Quizá. Me gusta Granada. Aquí nací. Y seguramente, por estos lares entregaré la cuchara. Aunque para ser sincero, los políticos, con sus notables excepciones, me molan poco. Sobre todo porque no conocen el noble arte de la oratoria política. No son Cicerón. Ni Castelar. Ni Cánovas del Castillo. Ni Azaña. No. Ni tan siquiera son, el genial Gila con un micrófono abierto para ellos solos y perorando de sus guerras políticas, en este caso municipales. Ha sido este año un Día de la Cruz de esos acojonantes. Y porque las basuras se las metían en los bolsillos los participantes y visitantes. Y también ha sido de cojón de mico porque los visitantes y participantes no se llevaron ningún disgusto ni sofoco con los Cuerpos de Seguridad del Estado. Todo fue una balsa de aceite, quiero decir del mejor alcohol. Y de tapas, que se me olvidaba.
