Luna creciente (El retrato real) (1-10-2014)
El retrato real
A rey jubilado, otro rey en su puesto. En esto de las monarquías parlamentarias y hereditarias, si no se produce un cataclismo, no existe desempleo ni interinidad. Se da de baja un rey, por mortandad, accidente grave o jubilación, y llega otro monarca inmediatamente a su puesto. El retrato de Felipe VI, con colores como el arco iris, ya preside el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Granada. Y para regocijo de los concejales granatensis, ellas y ellos, que son republicanos. Y también para los que son monárquicos. No ha habido posibilidad, no, la Constitución Española vigente dice no a que se produjese un referéndum a nivel nacional para preguntar si en estos pagos de garbanzos, de partidos políticos trincones y corruptos y de nacionalismos desfasados, se podía llegar a una República Federal. La senda estrecha, el encontronazo seguro: no pudo ser. A la Tercera República Española, no se le va a ver el pelo por ahora. Y quizá no se le vea nunca. Y con lo bien que se podría llegar a ella en estos tiempos en los que el orate nacionalismo catalán, el vasco ya mismo con iguales argumentos, campea sin el rumbo adecuado y sin darse cuenta que en Europa lo que se lleva es unir pueblos y no admitir a los que se disgregan de un todo nacional porque Europa es de las naciones y sus pueblos juntos y no de los particularismos ñoños de una clase política corrupta que lleva más de treinta años siendo corrupta. Y nos vamos al Salón de Plenos de la Casa Bailía de la Plaza del Carmen, y para seguir con el retrato colorido como una paleta pictórica del Rey Felipe VI, este monarca nuevo en el oficio que pretende, con buena voluntad, ser un rey moderno, constitucional, con barba de quita y pon y esposa reina consorte mucho más moderna que cuando estaba en los telediarios públicos. ¡Vivan las repúblicas, esas que también son tan coloridas como un óleo impresionista o puntillista!
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