¿Oiga? (¡Maravilloso, el amor!) (2-7-2014)
¡Maravilloso, el amor!
Por amor se han forjado los imperios. Por amor se creó el Capitalismo. Por amor se inventaron todos los dioses. Y por amor un joven de 25 años robaba gasolina para ir a visitar a su amada lejana. ¡Que bonito es el amor, cuando se quiere de veras! El corazón es una complicada máquina que bombea sangre y también es el motor que hace volar a las mariposas en el estómago cuando nos enamoramos. Robar gasolina para poder amar en la cercanía de un beso que da paso al maravilloso copular que hace que los corazones, de ella y él, dejen de ser máquina y motor para ser solo amor, es como un cuento de hadas en el que triunfan dos enamorados. Oiga: ¿Y le van a dar un varapalo o escarmiento mayúsculo de la Justicia a Romeo enamorado que robaba gasolina para ir a ver a su Julieta? Se nos parte el corazón. Se nos aflojan las carnes. Los pulsos se nos paran. Oiga: ¿Podemos pedir clemencia para este joven enamorado en la distancia? Todos nos hemos enamorado, incluso hasta jueces y fiscales, y por ello demos una oportunidad al amor. Y que se busque la fórmula alternativa sin condena a ese amor que sisaba hidrocarburos para estar cerca de su amada. La distancia es el olvido, hay que tenerlo siempre presente. Amar, ese verbo en el que tropiezan tres veces hasta los asnos.
