¿Oiga? (Para doña Telesfora, y de un admirador) (8-5-2015)
Para doña Telesfora, y de un admirador
Mi admiración por la literatura que construye doña Telesfora, menos por las políticas a ejecutar desde la Casa Bailía de la Plaza del Carmen, solo se la puede comparar con mi también admiración por los cuerpos celestes del espacio cuasi infinito. Esos volúmenes cósmicos extraordinarios que maravillosos y en orden natural bien iluminan casi todos los espacios siderales. Saber escribir como Dios, podría ser un genial don de la Madre Naturaleza, la Pachamama amiga, aunque esta notable cuestión, a debate siempre, la vamos a dejar para otros estadios temporales. Y ya que el “Oiga” de hoy resuena en mi oído como el zumbido de las moscas del río Nilo…Oiga: ¿Y por qué las motocicletas ocupan por doquier los aparcamientos destinados a los automóviles y en las zonas que son verdosas, blancuzcas, anaranjadas y negroides, y en cuasi todo el arco iris de aparcar de la ciudad de Granada? Oiga: ¿Y qué podría pasar si los automóviles aparcasen en los aparcamientos destinados para las motocicletas? Doña Telesfora, iba Sancho con su señor don Quijote por los campos de Castilla la Nueva y se les ocurrió aparcar el rocín y el jumento en el lugar en el que se aparcaban las cabras… Y fueron apedreados por los cabreros muy cabreados.