lunes 6 mayo
Opinión  |   |

¿Quién rompe?

Es difícil entender la aparente ruptura de la unidad de acción política hasta hace muy poco mantenida en la ciudad de Granada entre Podemos e Izquierda Unida, cuando ambas formaciones pusieron en marcha en el año 2018 un modelo de unidad de acción política (también conocida como “confluencia”) que tenía como característica diferenciadora superar el concepto clásico de coalición electoral hasta ahora conocida y que significaba la construcción de un espacio de encuentro que integraba no solo a partidos políticos, sino que se aperturaba a la participación de la sociedad civil. Así numerosas personas independientes de izquierda, incluidos profesionales de prestigio de diferentes ámbitos, ecologistas, conexión ferroviaria, activistas de derechos humanos, feministas, andalucistas, movimiento estudiantil y juvenil, sindicalistas, cultura, derecho a una vivienda adecuada, sanidad pública, municipalistas…, se unieron a la idea y pasaron a formar parte de lo que se conoce como “Granada se Encuentra”, en el que se crearon varios grupos de trabajo que trabajaron en lo que fue el programa electoral de las elecciones de 2019 y así se presentó una candidatura municipal representativa de la izquierda granadina que obtuvo unos buenos resultados a pesar de que “Vamos Granada” decidió comparecer en solitario. El resultado fue la desaparición de ese partido del mapa electoral granadino.

Durante cuatro años se ha trabajado de forma colaborativa en el citado espacio de confluencia, en los grupos de trabajo, en la actividad municipal, en la consecución de unos presupuestos municipales que significaron un acuerdo histórico en Granada presupuestario, que está permitiendo que la ciudad afronte mejor la situación de quiebra financiera que los anteriores gobiernos municipales dejaran a la ciudad. La aprobación del presupuesto municipal ha introducido orden y método presupuestario, haciendo más viable a la corporación local, al tiempo que se incorporan políticas locales y sociales que permiten sentar las bases para un cambio profundo, orientado y centrado en las personas.

Del buen trabajo realizado nadie parece dudar. Es un hecho que los medios locales han constatado, es más, gracias a ese trabajo colaborativo, no ha hecho más que favorecer su ampliación, dándose así la incorporación de pleno derecho de Alianza Verde.

Así las cosas, sin embargo, en septiembre del año pasado, de forma sorpresiva Izquierda Unida decide crear una mesa de partidos, en el contexto, así se ha hecho público, de competir por el liderazgo de Podemos. Es este el punto clave, quien decide abandonar la unidad de acción política construida durante años en Granada es Izquierda Unida para crear otra unidad que llaman “Granada Unida”. La verdad es que no se entiende desde el sentido común político que se rompa algo que viene funcionando y con perspectivas de obtener unos buenos resultados electorales en las elecciones municipales hasta el punto de conseguir estar en el gobierno en la ciudad con el argumento falaz que no funciona, presentando, en su lugar, una suerte de coalición de partidos, más sociedad civil e independientes (estos últimos no se sabe quiénes son) que ahora llaman “nueva confluencia a la izquierda”, pero sin Podemos, ni Alianza Verde, ni las personas independientes que durante años llevamos trabajando juntas.

Neutralizar a Podemos, sí sirve a la estrategia general de arrinconar a los morados, que pasan y eso está en el convencimiento popular, por ser una fuerza política incorrupta y transformadora, como se viene demostrando en el día a día y que no tiene parangón en la reciente historia democrática española y que por sí sola consigue un respaldo electoral que nadie a la izquierda del PSOE puede aspirar, además de tener una fuerte implantación y estructurada organización en la ciudad de Granada.

No ha sido Podemos quien ha salido a la palestra mediática para escenificar una ruptura, de hecho ya se había pactado, entre otras cuestiones principales, la distribución de recursos y que la candidatura municipal iba ser liderada por Elisa Cabrerizo (candidata a la alcaldía y portavoz) y Paco Puentedura como segundo en lista municipal, si bien, aquí ha habido que hacer una excepción al código ético y esperar su confirmación por la dirección andaluza de Izquierda Unida, habida cuenta que varios militantes de esa organización política habían impugnado su candidatura porque superaba el límite temporal de permanencia en el cargo público (14 años, hasta ahora).

Izquierda Unida tendrá que valorar que es más conveniente no solo para sus intereses de partido, también para la ciudad de Granada. Romper una unidad de acción política y una confluencia que ya existe y que funciona bien, con Podemos, o crear otra que es toda una incógnita, sin Podemos y cuyo referente más inmediato es el fracaso de “Por Andalucía”. Algo similar pasa en Málaga.

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Columnista
Salvador Soler

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