Relatos cortos sin recortar (Bellos sueños) (26-5-2014)
Bellos sueños
Estaba jugueteando con el revólver. Y lo observaba con admiración. El acero negro del arma le resultaba muy atractivo. Las cachas de madera también las veía muy atractivas. Lisas y suaves. Perfectamente lijadas y barnizadas. Vio las terminaciones de plomo con estrías de las balas por los agujeros del tambor del arma. Olió el cañón del revólver. Notó perfectamente el olor a pólvora. Y siguió jugueteando con él. Pensaba que era un revólver fantástico y perfecto. Lo pensaba en voz alta. También sopesaba que era un arma súper segura, que no se encasquillaba, y que con ella se saltaría la tapa de la sesera de forma eficiente. Se ría interiormente porque sus sesos se iban a esparcir cuando apretara el gatillo. Y que su sangre se estamparía en la pared como atractivo ramillete de flores rojas. Sonrió. Se sintió aliviado. No estaba nada asustado. Y se acercó despacio el cañón del revólver al cielo del paladar porque había abierto la boca para ese menester. Se miro al espejo que estaba al fondo de la habitación. Esbozó una carcajada histriónica que duró casi toda una eternidad. Cerró los ojos. Se le escapó orina. Y apretó el percutor. Antes acababa de asesinar a su esposa a sangre fría en el dormitorio porque la había visto hacer el amor con un hombre más joven que él, un tipo guapo y bien dotado al que dejó que se marchara después de que se vistió.
Los bellos pechos de ella con sus pezones erectos, eran como dos pequeñas cordilleras inhiestas más duras que el granito. Sus labios gruesos y carnosos abiertos suplicaban ser besados y mordidos casi al mismo tiempo. Y su sexo palpitaba al notar que el pene de él comenzaba a introducirse en su vagina con una lentitud que la embriagaba y enloquecía. Ella notaba que sus ojos se le cerraban porque comenzaba a tener un orgasmo tan rápido y explosivo que la dejaba exánime y totalmente satisfecha. Por su cabeza ahora mismo se le pasaba la duda de si él era el hombre que más pronto le había producido un enorme orgasmo porque su pene era fenomenalmente largo y estruendosamente grueso, u quizá porque se había enamorado.. Ella suspiraba. También se planteaba si lo amaba o era un capricho sexual que al ser extramatrimonial le atraía como un nuevo amor verdadero. Sí estaba dudando, pero el orgasmo tan continuado la enloquecía. Acabo de conocerlo en esa cafetería que está de moda en el centro de la ciudad, pero desde el primer momento él me ha atraído con demencia que no conocía hasta ahora. Y las ganas de copular con él nunca me habían dado desde que contraje matrimonio con mi novio de toda la vida, y al que conozco desde el instituto. ¿Se me ha ido la cabeza? Se repetía mentalmente. Y entonces apareció en el dormitorio su marido con un arma corta en la mano. El primer disparo alcanzó a ella de lleno en la cabeza. Con el segundo, la remató certeramente al dispararle otro disparo en la sien. Y a él, con un desprecio absoluto y silbando sus palabras como el silbo de una serpiente de cascabel, le dijo que se vistiera y se que marchara inmediatamente de allí porque sus hijos estaban a punto de llegar del colegio.
Al despertarse y constatar que su mujer, a su lado en la cama, lo besaba, él suspiró hondo y se abrazó a ella como un náufrago que se aferra al tablón de madera de un barco que se va a hundir. Y ella lo miró con esa dulzura de todas las mañanas de su ya largo y feliz matrimonio.
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