viernes 3 mayo
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Relatos cortos sin recortar (¿Castigo sexual o asesinato político) (11-7-2014)

¿Castigo sexual o asesinato político?

Le llamé la atención. Sí. No quería que le cogiese por sorpresa. Él estaba repasando su discurso para después darlo en el Congreso de los Diputados. Y yo le descerrajé un tiro entre las dos cejas Y cayó al suelo revestido de moqueta como un burdo saco de patatas. Sangre negra por todo el lugar en el que rodó mi marido. Viscoso flujo. Linfa que manchaba la moqueta tan elegante de su magnífico despacho en el grupo conservador del Congreso de los Diputados. Un canalla político y un ruin menos que yacía a mis pies empapado con su sangre sin honor. Un hijo de puta que ya no realizaría más ninguna hazaña sexual con otra mujer. Mi cruel venganza, ya estaba consumada. Y salí del despacho tan tranquilamente .Y sin llamar para nada la atención. Salí como una persona liberada.
-Canalla e hijo de puta, ya no me vas a engañar más con la puta de tu secretaria-, le dije antes de salir silenciosamente del despacho, y a sabiendas que no me podía oír porque estaba tirado y desmadejado como un fardo en el suelo elegante de moqueta con sus sesos esparcidos y desparramados por la misma.
Llevaba engañándome con su secretaria desde que llegó a Madrid porque había sido elegido diputado por nuestra provincia. Y no le había importado nada en absoluto que yo sacrificara mi profesión de jueza para dedicarme a la casa, a su carrera política y, además, le hubiese dado cuatro hijos. Ya me había dado cuenta de que yo solo era para él un instrumento más para conseguir su triunfo como político a nivel nacional. Y ahora ya no sería nada ni nadie. Y a mí me condenarían, pero él desaparecía para siempre, el muy hijo de puta.
Y a ella también la asesiné. Fui a su nido de amor y esperé a que saliese a la calle. Y allí mismo, ante la vista de varias personas que circulaban, le disparé un certero balazo que le atravesó su cabeza. Y después la rematé. Y cuando estaba ya en el suelo mucho más muerta que viva. Era un espectáculo macabro y sangriento verla tirada en el asfalto con su gabardina de color claro con unas enormes manchas de sangre. Pero no me importó. Ya ninguno de los dos se iba volver a reír de mí. Con los dos muertos, mi venganza se había consumado totalmente. Y solo lo siento por mis hijos, que tendrán que estar con sus abuelas hasta que yo salga después de cumplir mi condena. Unos diez años, son los que voy a estar entre rejas. Y después pondré proa nueva a mi vida con mis hijos. Y quizá con un nuevo amor que sea solo para mí. Un hombre decente. Alguien que sea un verdadero compañero de vida Mis hijos son ahora todavía muy pequeños. Y mi pasional y violenta venganza ha sido ancestral.
-¿Venganza o castigo? ¿Satisfacción o resarcimiento? ¿Reparación o desquite? ¿Ajuste de cuentas o revancha?-, todos estos interrogantes me los iba yo planteando, y mientras caminaba despacio a la Comisaría de Policía más próxima.

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