domingo 5 mayo
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Relatos cortos sin recortar (El ciudadano perruno Igor González LVII) (19-10-2015)

El ciudadano perruno Igor González (LVII)

El ciudadano perruno Igor González ya está aposentado y cuasi feliz en el sillón favorito que siempre usa en la mansión de su señor padre. La mansión es más que el Carmen del Gallo que está muy cerca de Torres Bermejas en la Alhambra. Un carmen con cuarenta y cinco habitaciones y bastantes metros de jardines en terrazas o paratas con una visión de ciento ochenta grados sobre la ciudad de Granada. En esta mañana del otoño que casi todavía es verano, el ciudadano perruno está felizmente aposentado en ese sillón que es su favorito. Y ya está esperando que su señor padre prepare las viandas acostumbradas, jamón de la Alpujarra, queso de la Mancha y especial vinazo tinto de reconocida bodega de la Ribera del Duero. El perruno ciudadano Igor González, sentado y relamiéndose de antemano, está como en una maravillosa ensoñación, aunque despierto totalmente, que lo lleva a sopesar que la vida política española es una gran mierda tan enorme que seca podría pesar más de trescientos kilogramos. Piensa sin mediar palabra, lo hace de forma mental el perruno ciudadano, que España no se merece los partidos políticos que posee ni los públicos, mujeres y hombres, que están haciendo de la política un hazmerreír que es desgraciadamente muy grotesco y absolutamente pernicioso para toda la ciudadanía española. El perruno ciudadano, en el sillón ya tan mencionado, ventea, perrunea y se carcajea por un embudo. El perruno ciudadano en estos momentos se está acordando de lo que cada vez más se parece el ex presidente Aznar a Charlie Chaplin en una de esas películas inmortales de este actor genial. Una de esas cintas en las que Chaplin se ríe de sí mismo. Aunque el perruno ciudadano también rememora, en estos instantes, al señor Rajoy, presidente actual del Gobierno de España, y porque es una caricatura de doña Urraca, la inolvidable del TBO. El perruno también se acuerda del señor Iglesias de Podemos, y ya que es la viva imagen de un pintor de brocha que pinta las fachadas en las que se han pintado graffitis por los pintamonas de turno. El perruno ciudadano tiene un recuerdo para los señores Sánchez del PSOE y Rivera de Ciudadanos, y porque los ve como do futbolistas o dos acores televisivos de la “Caja tonta”. Y puestos a tener las rememoraciones de todos las “vacas sagradas” políticas de este país con algunas mentes hueras, el perruno ciudadano se acuerda también del señor Garzón de IU, ese señor con cara de un albañil ilustrado francés que no fue guillotinado en la Revolución Francesa.

-Caro hijo mío. Perdona la tardanza. Pero creo que hoy me he esmerado con el jamón, el queso y el vino. Sobre todo con el vino. Y porque nos vamos a beber dos botellas de Vega Sicilia de la cosecha del año 1.982. Unos caldos que solo deben de estar a la disposición de los hocicos privilegiados de los ricos de siempre y las bocazas de los políticos de ahora mismo. Dame un abrazo, hijo mío. Y porque tu padre te cuida con el amor que solo un progenitor le puede brindar a sus hijos. Y escucha con atención mi relato de hoy y que me lo ha contado a mí ese amigo yanki que tengo- le dice ufano y sonando como el bolsillo con chucherías de un niño pequeño el padre del ciudadano perruno a su hijo Igor.

“Todos los tontos saben silbar. Michael Payne tiene el pelo rojizo. Es pelirrojo. Un pelirrojo que sabe muy bien silbar las canciones de Neil Diamond. Y también la canción popular de Billy Joel, “Piano Man”. A Michael Payne, tonto que nació idiota, todos lo llaman Miky. A pesar de su idiotez redomada, Miky trabaja como director de una sucursal bancaria en Sapulpa, Oklhoma (USA). Miky, totalmente idiota desde que nació en la ciudad de Tulsa, sigue lo mismo de idiota en Sapulpa y después de que sus padres se mudaron allí, se cree guapo y elegante. Todos los tontos redomados saben silbar. Y Miky es uno de ellos. Silba en el inglés del Estado de Oklahoma, pero silba. Y silba bastante. Es completamente lelo hasta cuando silba. Losa tontos que tienen cara de tontos, son tontos. Y también son tontos el 60% de los individuos que no tienen carra de tonto.

En aquel día de verano, el calor era normal. No sobrepasaba los treinta grados centígrados. Niky se sentía angustiado y sudoroso. Y aún a pesar del aire acondicionado a toda pastilla. Le habían salido muy mal variadas operaciones bancarias. Los préstamos hipotecarios sobre todo. Y esperaba que el director general de Oklahoma City lo llamara a su despacho a capitular. Le esperaba una regañera grande. Robert Cady, el director, tenía fama de hombre violento e iracundo con los fracasos de sus subordinados. Miky estaba cagado de miedo. No era para menos. Y el director Robert Cady, sabía que silbaba mucho.

-Me cago en mis muertos. Este cabrón de Cady me va a follar por artículo primero y único. Sabe que silbo. Y ya se habrá enterado de mis fracasos con las hipotecas. Por eso me ha llamado. De esto no tengo duda. ¿Me despedirá el muy hijo de puta? ¿Le paso la mano por el lomo y le digo que le presto a mi mujer para que la cepille? No. Va a creer que soy un hombre sin honor. Un cabrón que presta su mujer para que no lo despidan- Miky, se dijo a sí mismo.

Miky iba silbando camino de Oklhoma City en su coche. Iba a encontrarse con Robert Cady, su director general. Iba lanzado con el coche.,Y mientras silbaba a todo pulmón “Hear Thern Bells”. Y cuando terminaba esta canción de Neil Diamond, comenzaba con otra del mismo cantante. Y la silbaba porque le gustaban a rabiar Neil Diamond. Silbaba con gran esmero, “Clown Town”. Las millas avanzaban. Y Miky se ponía cada vez más amarillo con el pensamiento de verse muy cerca con su máximo jefe, Robert Cady.

-Querido muchacho. Que agradable es volver a verte en mi despacho. ¿Julia bien y tu hijo también? Pasa, pasa, que bien te veo. Ocupa ese sillón frente a la mesa. Ahora mismo dejo mi mesa de despacho y estoy contigo. Voy a decirle a mi secretaria que no me pase ninguna llamada. ¿Tus padres también están muy bien? Oye Miky, cada día tienes el pelo más rojizo. Y me han dicho que sigues silbando muy bien. Excelente, excelente. ¿Te pido un café, yo voy a pedir uno? Oye, oye, y estás muy elegante con esa corbata- le dijo Robert Cady a Miky.

Miky respiró hondo. Y empezó a pensar que ya no le dolería más la barriga ni el escroto. Y se apretó la corbata. Y le pareció, al tocarse, que no se había cagado en los pantalones.

-Está bien, yo también tomaré un café poco cargado. ¿Su familia bien, Robert? Mi mujer está muy bien, fantástica y Miky junior también. Y mis padres igualmente están muy bien y siguen siendo accionistas principales de este Banco. En lo que me va algo mal es en lo de silbar. No soy capaz de aprenderme todas las canciones de Billy Joel. Con las de Neil Diamond, ninguna se me resiste - le contestó Miky a Robert Cady.

-Bueno, bueno. Todo se andará, querido Miky. Ya verás como Billy Joel no se te resiste, en eso de silbar sus canciones. Y te dirás… ¿Y para qué me ha llamado el jefe? ¿Qué coño querrá? Pues para darte una buena noticia. Vas a venirte aquí a Oklahoma City, vas a ser mi subdirector general. Tú eres un tipo que silba muy bien. Eres idiota. Te mereces el puesto. Aquí silbaras de cojones. Y si te apetece, podrás pintarte el pelo de rubio o con mechas oscuras. Aunque tu pelo pelirrojo, te sienta muy bien. Y tu corbata, también es muy bonita- le remachó Robert Cady a Miky.

Miky es feliz. Cada día silba más y mejor. En Oklahoma City, ya lo conocen como el banquero silbo que silba como si tuviera un sistema Dolby en sus labios. Todos los tontos saben silbar. Y Miky es uno de ellos. Las serpientes también silban, pero no son pelirrojas de pelo como lo es Miky ni son tontas.

El ciudadano perruno Igor González ya ha llegado a su apartamento de alquiler en el Valle de Lecrín. Y se está bebiendo una cerveza con unas almendras tostadas y saladas. El perruno ciudadano sigue venteando y perruneando por un embudo. Hoy ha tocado así. Mañana será de otra forma. Aunque el perruno ciudadano está ahora mismo con un cabreo mayestático. Los vecinos que viven encima de él, unos que son herejes para los católicos, son unos incivilizados e iletrados que constantemente siguen haciendo ruidos al mover los muebles y demás enseres. Son dos ancianos, por esto el perruno ciudadano ya no los ha denunciado, que están tan mal educados que parecen orangutanes herejes de una herejía estúpida que solo conduce a la estupidez más supina. En realidad, son unos pobres analfabetos que no podrán volver a este perro mundo, cuando mueran, para ser decentes y proclamar que una vez muertos no fueron a ningún paraíso a descansar por la eternidad. El mejor negocio inventado, además de la Banca, son las religiones que explotan vilmente a todos aquellos que caen en sus garras. Dios es mucho más leído e inteligente pata mandar a los hombres que inventen religiones de todo tipo, color y pedigrí religioso. Dios es esa idea idealizada de que debería de haber alguien que ponga orden sin violencia en este mundanal ruido que solo es un corral de vacas enloquecidas.

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