sábado 4 mayo
Opinión  |   |

Relatos cortos sin recortar (El político homosexual que ejercía la magia nigromante) (29-9-2014)

El político homosexual que ejercía la magia nigromante

Este político pisaverde, siempre vestido a la última y con una elegancia dudosa, era el hechicero nigromante de la tribu. Y aquella tribu vivía en una ciudad mediana con una proliferación monumental exquisita, una belleza inmemorial, un clima aceptable y un turismo muy desarrollado. Aunque dos escritores ya fallecido, uno que se suicidó y el otro que fue asesinado, el primero dijo de esta ciudad que “le gustaba el paisaje, pero no el paisanaje”; y el segundo aseguró que “allí vivía la peor de las burguesías”. Ni que relatar tiene porque no es original, que la tribu seguía viviendo en aquella ciudad en un estado semisalvaje, ineducada y con los brujos más radicalizados y nigromantes del país. Aunque el hechicero actual de la tribu, con su voz melosa, sus ropajes horteras y sus píos suspiros de homosexual escondido en el más lóbrego y oscuro fondo de un armario, todo lo político, social, cultural, económico y religioso lo tenía bien controlado con el férreo látigo que asía su mano de marica que presumía de ser un conquistador nato de damas afligidas y en estado de apremio sexual, esas que moraban dislocadas por su encanto de hombre poderoso. Carmelo Raspaespejos y Cabrioles, de una familia poco adinerada y muy burguesa, indispuesto mentalmente y con una inteligencia ratonil, estaba en la cúpula de la magia nigromante de la ciudad de los largos paseos, las envidias en carroza y de la abulia subida al pedestal marmóreo de la más putrefacta envidia e ignorancia supina. Carmelo Raspaespejos y Cabrioles, tiene un novio secreto. Un joven varonil, fuerte y bellísimo.

Pero él está casado por la Santa Iglesia con doña Mendinga Dolorosa García del Clavo, dama egregia y nobiliaria que conoció el sexo a los casi cuarenta años y porque el mago nigromante la eligió para que fuese la madre de su descendencia, y con la que tiene dos hijos, el mayor varón y hembra la pequeña. Carmelo Raspaespejos y Cabrioles, lleva con rigor exquisito y celo excelso todo lo de su matrimonio, y como si fuese una parte más de lo riguroso que impone su cargo. Y las gentes de a pie de la ciudad, simples y sencillas, en secreto le cantan una bella cancioncilla llena de gracia y virtud que reza así: “Don Carmelo Raspaespejos y Cabrioles lo bien viste, lo bien que calza, tiene la barriga llena de vino tinto con pollo al limón y su culo escandaloso es como un agujero por donde le entra hasta un pene como un melón”. El día que conoció lo que el pueblo le cantaba en secreto, Carmelo Raspaespejos y Cabrioles montó en cólera e hizo azotar a varios escribanos afectos a sus políticas conservadores y religiosas. Su orgullo de ser el hechicero mayor de la tribu, totalmente iracundo no podía consentir ser el hazmerreír de la ciudad. Y el día que conoció que también le cantaba el pueblo otra cancioncilla de amor y virtud que decía: “Carmelo, Carmelo, ese camelo o cabra cabrorum que en cuca mea”, se volvió loco y mandó azotar a todos los aprendices de hechicero nigromante de la ciudad. Y también subió los impuestos hasta que la terrible soberbia dejó al pueblo sin poder merendar y cenar porque los convirtió en pobres de solemnidad. Un tirano.

Y cuando apareció muerto en el tálamo principal de una suite hostelera de un rango muy superior y costoso, el misterio caminó por toda la ciudad como un reguero de pólvora. Y al igual que las cábalas y los chismes. “Han asesinado al culo maricón y cabrón que nos tiranizaba”, decían las gentes con caras alegres y regocijadas. “Han hecho justicia con el mariquita calzas verdes que nos molía a impuestos y gravámenes”, se desternillaban las criaturas de aquella ciudad. “Dicen que tenía clavado en el ojo del culo la base de una lámpara de pie y que en la boca le habían introducido una novela de Corín Tellado que relataba amores equivocados y personas con vidas paralelas”, aseguraba la ciudadanía con unas voces desmedidas y un jolgorio inusitado. Aunque todo empezó a ser acallado por la guardia pretoriana del Palacio de los Hechiceros nigromantes. Hubo arrestos y palos a mansalva. Y la tristeza y el deshonor se apoderó totalmente de la inocente dama doña Mendinga Dolorosa García del Clavo y de sus dos hijos, las verdaderas víctimas de aquel ser depravado que tiranizó a una ciudad durante bastantes años con sus delirios de hechicero nigromante y con sus amores secretos homosexuales. Y nunca se encontró al culpable ni al joven bellísimo que decían que era el amante de Carmelo Raspaespejos y Cabrioles. Desapareció como una leyenda inacabada que se convierte en polvo de huesos humanos. Aunque otro hechicero nigromante, inmediatamente ocupó el puesto que había dejado libre el cabronazo del asesinado. Y era un hombre joven y bellísimo.

Publicidad

Comentarios

©Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta noticia sin autorización expresa de la dirección de ahoraGranada
Publicidad
DÍA A DÍA
Desarrollado por Neobrand
https://ahgr.es/?p=18345