Relatos cortos sin recortar (Sonó el teléfono) (21-11-2014)
Sonó el teléfono
Sonó el teléfono. Y al cogerlo, con sigilo porque hay que tener mucho cuidado con las llamadas telefónicas, te puede llamar el presidente del Gobierno para pedirte tu voto, oí nítidamente la voz de Dios. “Pecador y ácrata. Sinvergüenza, picaruelo y mujeriego porque te gustan demasiados las hembras humanas. ¿Cómo estás mi periodista y escritor preferido de mi mundanal ruido terráqueo? Querido hijo Paco, te llamo porque me tienes que echar una mano, o las dos, en eso de los jodidos curas pederastas, y ya que sus superiores los amparan y esconden sus delitos. Tengo que acabar con esta lacra de una vez por todas, el Papa Francisco me está ayudando una barbaridad, y tú hijo me puedes ayudar escribiendo una de tus historias cortas sin recortar. ¿Me vas a ayudar con cariño, hijo mío?
Y yo solo puede articular: “Sí. Estoy a su entera disposición, Jefe Supremo. Lo que usted me mande. Lo que usted ordene. No existe nada en el mundo que me dé más satisfacción que satisfacerlo a usted. La erradicación de la corrupción política y empresarial a nivel mundial y de la pederastia en los curas y en los miembros de otras religiones también a nivel mundial, es algo hermoso por lo que luchar. Mi modestia está a su entera disposición, vuelvo a repetírselo, Jefe Supremo. Señor, y ya que estamos en una noble y divina tarea… ¿Sería posible también luchar sin denuedo contra las guerras, los egoísmos, las exclusiones, las desigualdades, la pobreza y todo aquello que no sea igualitario para todos los seres humanos?
Y entonces oí un telefonazo terrible y deífico. Dios me había colgado el teléfono sin contemplaciones de ninguna clase. Y me quedé algo tocado en el ala. No esperaba está reacción del Jefe Supremo. Aunque ni pensé nada más, Dios todo lo sabe y lo conoce.
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