martes 19 marzo
Opinión  |   |

Sin pena ni gloria

Ya han pasado casi dos años de las últimas elecciones municipales, tras las cuales vivimos el esperpéntico pacto de reparto de sillones de alcaldías desde Madrid, pues así fue designado nuestro alcalde Salvador. Del que no sabemos que hace por la ciudad, salvo disfrutar de un estatus quo que otros le permiten. No se le conoce decisión alguna, a lo más, su “gestión” se reduce a la tala de arboles por centenares, a guardar silencio en asuntos de relevancia para Granada, como es el caso de la Escuela Andaluza de Salud Pública, a ceder los servicios públicos municipales a grandes corporaciones, como el servicio de limpieza, unos de los más caros de Andalucía y a la par de mala calidad, a vaciar de contenido los servicios sociales municipales hasta dejarlos irreconocibles y ausentes en las funciones de asistencia a los más desfavorecidos, a participar en reuniones para desviar el Corredor del Mediterráneo hacia la ciudad estado llamada Madrid y luego desmentirlo cuando ha sido pillado in fraganti, a favorecer el despido de los dinamizadores juveniles del Ayuntamiento de Granada que se ven obligados a reclamar sus salarios de los tres últimos meses ante los tribunales de lo social, a pesar de haber estado trabajando, viéndose abocados al desempleo por la sencilla razón de que el Ayuntamiento, según se denuncia, no ha hecho la liquidación con la empresa concesionaria tras el fin del contrato público. En resumen, no se le conoce propuesta o alternativa a la situación que lleva a Granada al colapso, desprestigiando así la gestión pública municipal, diluyendo cualquier atisbo de política local en apoyo real de la economía granadina, que sufre y padece este otro tipo de pandemia que esa sí va camino de ser crónica e irreversible. Ni una solo idea con titularidad granadina más que estar a la espera del maná del Estado. Se podría decir que el actual regidor y nada, es lo mismo. Políticamente, es de encefalograma plano.

En estas circunstancias, se presenta el proyecto ciudadano presentado por Amparanoia y apoyado por la confluencia municipal ciudadana granadina, donde están integrados, junto a un grupo importante de personas independientes, Podemos e Izquierda Unida y que se ha conocido como “Revivir La Azucarera”, cuya finalidad es rehabilitar un espacio encarnado de Granada y que hoy por hoy está abandonado a su suerte, aun cuando se trata de un Bien del Patrimonio Histórico y Bien de Interés Cultural, sobre el que nuestro alcalde Salvador no muestra el más mínimo interés, cuando se trata de habilitar, según se propone “espacios para distribución de productos de la Vega de Granada, creando ecomercados y restaurantes con dichos productos de kilómetro cero y cercanía. Crear el semillero de Granada para la impulsar la recuperación de especies autóctonas de la provincia. Crear zonas destinadas a la creatividad, talleres de cerámica, artesanía y otros oficios. Ofertar locales a aquellas empresas dedicadas a la cultura y al arte, habilitando casas taller, salas de teatro, estudios de música y espacios para exposiciones, conciertos y actividades juveniles. Fundar un centro de interpretación dedicado a la memoria histórica de la Azucarera, centrado en un recorrido explicativo por la parte exterior de la misma. Fomentar espacios para la Universidad mediante un equipamiento de uso docente vinculado a talleres de bellas artes, de arquitectura y de la escuela de artes y oficios. La idea consistiría en establecer un centro en una de las alas del complejo inspirado la Bauhaus, la afamada escuela alemana de diseño, arquitectura, artesanía y arte del primer tercio del siglo veinte. Y, capacitar espacios para nuevas viviendas, asegurando que estas no afectasen a la espectacularidad del lugar”.

Sin embargo, nuestro alcalde Salvador, experto en apoyar desahucios en los que sí muestra la máxima diligencia, en vez de interesarse y prestar apoyo a esta iniciativa ciudadana que se ha definido como un "renacer sin destruir el entorno y revivir el espacio respetando su legado y su historia", guarda silencio y se agazapa, cuando debería arrimar el hombro para lograr el mayor apoyo posible para materializar esta iniciativa popular que tanto beneficio traería a la ciudad. Es cierto que se trata de una idea que nunca se le habría ocurrido, precisamente por ser una iniciativa imaginativa, original y creativa, pero para variar podría apoyarla en beneficio de Granada, lo que sería una novedad que bien le podría valer para no pasar sin pena ni gloria.

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Columnista
Salvador Soler

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