martes 19 marzo
Opinión  |   |

Tarde, mal y nunca

Recuerdo que de niño ésta era una expresión con la que frecuentemente mi madre me regañaba por el retraso, la incompetencia o la desidia con que ejecutaba las tareas que ella misma me había encomendado. No he podido más que acordarme de ella para describir la actitud con que el actual equipo de gobierno de PP y Cs está afrontando la gestión de determinados contratos de servicios municipales.

También es el título de una novela negra de Carlos Zanón. Sobre ella Charly Sogorb escribía que se trata de “una historia de personajes empujados por una situación”. Y Juan Carlos Galindo decía que es una “historia de barrios tristes”. Ambos coinciden en definirla como una “novela de perdedores”.

Por supuesto que más allá del título no hay mayor paralelismo entre esta novela, ambientada en Barcelona, y la pésima gestión de los contratos de servicios en la Plaza del Carmen de Granada. Ésta última más que negra sería una historia gris. Y en ella los perdedores seríamos los granadinos, de carne y hueso, no los protagonistas de una ficción.

La curiosidad me ha llevado a consultar un par de diccionarios para comprobar la interpretación correcta de aquella expresión. Efectivamente el uso que de ella hacía mi madre, una persona con escasos estudios, coincide con la recogida en estos doctos repertorios de palabras.

La primera acepción la traduce como una actuación realizada “de forma extemporánea o con escasa regularidad y de mala gana”. La segunda señala que es una “expresión usada para ponderar lo mal y fuera de tiempo que se hace lo que fuera casi mejor que no se ejecutara ya”.

Aquí el paralelismo sí que es pleno. Más allá de los relatos que desde el equipo de gobierno se nos quieren vender la realidad de la desidia en la gestión de estos dos contratos no deja lugar a dudas. Van tarde, mal y nunca.

El Servicio de Ayuda a Domicilio supone al año más de 13 millones de euros. El último contrato venció el 31 de diciembre pasado, hace más de seis meses. La nueva licitación fue declarada nula por una contundente resolución del Tribunal Administrativo de la Contratación del propio Ayuntamiento. Básicamente porque se incumplía la Ley de Contratos del Sector Público en cuanto que los pliegos de la licitación carecían del imprescindible estudio económico de costes y porque para un mismo servicio, de forma injustificable, se fijaban dos precios distintos. Resultado, la prórroga forzosa del contrato con la anterior empresa adjudicataria. Provisionalidad e incertidumbre.

El contrato de Recogida de Residuos Sólidos y Limpieza Viaria alcanza prácticamente los 40 millones anuales. El contrato vigente cumple a final de este año. Sin embargo aún se está en los prolegómenos de la definición del contenido de la nueva licitación y ya se daba por hecho hace seis meses que sería imposible que pudiese estar resuelta para el próximo 31 de diciembre. Ahora los retrasos son aún mayores. Se trata de un contrato cuya vigencia ha alcanzado los 50 años y, curiosidades de la vida, o más bien consecuencias de la negligente gestión, se llegará tarde a su renovación. No habrá sido por falta de tiempo, la verdad.

El incumplimiento de la ley y la grave negligencia en la gestión traerán como pésimo resultado la continuidad de un contrato carísimo y obsoleto así como el retraso en su renovación y adaptación a la nueva realidad de los tiempos y las exigencias de mayor reciclaje y reducción de vertidos que se imponen desde la Unión Europea.

Paradójicamente todo esto sucede a la vez que nada se sabe de la anunciada y creada (en el papel) Comisión de Control de los Contratos Municipales. Aquella que el portavoz de VOX se empeñó en presidir, presidencia que el alcalde Luis Salvador le concedió por delegación y de la que finalmente el Sr. Onofre Miralles acabó renunciando antes de haber tomado posesión. Una Comisión cuya existencia es más que necesaria en este Ayuntamiento y que debe comenzar a funcionar de manera inmediata y con determinación.

Descontrol y retrasos. Sobrecostes para los granadinos. Qué razón tenía mi madre. Tarde, mal y nunca, una expresión que define a la perfección el resultado de la pésima gestión de los contratos municipales en el Ayuntamiento de Granada.

De la posibilidad y conveniencia de la municipalización de estos servicios hablaré en otra ocasión. Porque hay mucho que contar.

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Columnista
Miguel Martín Velázquez

Portavoz de Podemos Granada

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