lunes 6 mayo
Opinión  |   |

Ternura, esperanza y lo que es

La ternura, la esperanza, fueron dos de los conceptos, sobre los que volveré más adelante, utilizados por Yolanda en su discurso de proclamación como candidata de la coalición electoral “Sumar”, según definición del secretario general del partido comunista, Enrique Santiago, cuando se le preguntó al respecto en la tertulia que cada mañana emite “El Tablero” en Canal Red. Previamente, como es sabido, fue propuesta por Pablo Iglesias, cuando decidió dimitir como vicepresidente del gobierno de coalición y, según explicó, con la finalidad de ensanchar el espacio “Unidas Podemos”, no se trataba de destruirlo, sino de ensancharlo.

Seguidamente, se anunció por la propia Yolanda, la creación de un espacio de escucha, porque los liderazgos «los decide la gente» y no el dedo de un líder o los conciliábulos de los aparatos de los partidos. La conclusión final de esta primera fase ha sido la diametralmente opuesta. Es un hecho, o un dato, como a Yolanda le gusta decir, esto es, que su proclamación no ha sido resultado de un proceso democrático en el que la gente haya participado. Por tanto, la legitimidad de origen no la tiene, por decisión propia.

Llama poderosamente la atención la gran preocupación de todos los medios, conservadores y los llamados progresistas, por la unidad de la izquierda. No se ha conocido tal coincidencia en lo que va de democracia, aunque empieza a comprenderse cuando seguidamente aquellos medios, a través de sus rotativas, micrófonos, televisiones y comunicadores al servicio, al unísono, culpan a Podemos de la ruptura de esa unidad, obviamente. Cuando la cuestión tiene otras formas de verse, una la ha explicado el periodista y analista Javier Aroca, cuando de manera sencilla ha imaginado a la ministra de economía, Nadia Calviño, que es una buena ministra, pero que no milita en el PSOE que, de pronto, como lo hace tan bien, crea una plataforma, se proclama candidata de la misma y luego le pide a Pedro Sánchez que se sume. Eso cuesta mucho llamarlo trabajar por la unidad y menos, responsabilizar a otro de hacerla imposible.

Otra forma, la ha explicado Enric Juliana, cuando al tratar de buscar lógica a lo que está sucediendo, no se la encuentra y explica que es de personas insensatas desde la progresía política alentar la división de la izquierda y debilitar a Podemos, si esto ocurre, la izquierda puede despedirse de gobernar y, se pregunta, cual es el genio, el sagaz estratega que ha diseñado y discutido todo esto, estaría bien conocerlo. Desde luego, y esto lo digo yo, Iván Redondo, no.

Si el PSOE piensa que va a gobernar sin Podemos en la ecuación o debilitado, lo mejor sería que empezara a despedirse del gobierno para que le doliera menos, por cierto, dicho sea de paso, todo indica, por los datos e información que se van conociendo, que el posible gran perdedor de las elecciones municipales puede ser el PSOE.

Retomando la ternura y la esperanza que debe formar parte del hacer político, es decepcionante la puesta en escena de la nueva coalición electoral cuando Yolanda de forma categórica ha sentenciado que “en absoluto” sería un fracaso que Podemos no estuviera en Sumar: “Va a ser el revulsivo de la política española en este tiempo”. Y, como lo va ser si de entrada ya se da por hecho que la formación morada no es necesaria. Otro dato es importante señalar que, si de la unidad se trata, no se entiende nada que Más País y Compromís la nieguen en Madrid y Valencia. Que va a hacer Yolanda, ¿va a ir en contra de Podemos e Izquierda Unida en esas comunidades? y a apoyar las candidaturas de Rita Maestre, Mónica García en la capital del reino y de Baldoví en el País Valenciano. Difícil, como mínimo. Esa forma de construir la unidad no parece que sea el mejor ejemplo a seguir.

En Granada, la situación ha sido literalmente calcada, por acabar en lo cercano. Así Izquierda Unida, tras casi cinco años de trabajo conjunto con Podemos, Alianza Verde (esta se incorporó más tarde) y personas independientes en la confluencia “Granada se Encuentra”, sin más trámite, decide salirse y crear una coalición de partidos y una vez hecho, llama a la unidad a los demás, rehusando participar en las primarias abiertas convocadas al efecto y que han terminado eligiendo a Elisa Cabrerizo, como candidata ciudadana a la alcaldía de Granada, siendo que el candidato de la coalición de partidos “Granada Unida”, ha sido designado directamente.

La gente valorará en el justo momento, pero esto parece que no va de ternura, ni esperanza, es, lo que es, formas distintas de hacer política.

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Columnista
Salvador Soler

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