Por qué la Navidad genera tristeza en algunas personas
Las expectativas incumplidas durante todo el año o el recuerdo de los que ya no están pueden provocar una sensación de malestar con estas fechas
La Navidad es un momento de unión, de reencuentro con los seres queridos, de vivir ocasiones especiales y repetibles. Sin embargo, las fechas que se aproximan, cada vez antes por las campañas comerciales, generan un sentimiento de "verdadera y profunda tristeza" en algunas personas.
Así lo asegura la psicóloga Gloria Fernández, quien considera que lo primero que viene a la mente de quienes lo pasan mal en estas fechas es el recuerdo de los que ya no están: "La pérdida de un ser querido se hace más patente, donde un proceso de duelo se tambalea, y puede devolvernos a un punto de partida de dolor intenso, ya que todo nos trae buenos recuerdos. Tristeza, enfado y vacío pueden enredarse en nosotros como las luces de adorno del árbol en esos días de supuesta felicidad y armonía”.
Otro de los problemas que aflora en este periodo “es el hecho de la expectativa que existe de lo que tiene que ser la Navidad. El ‘postureo’, revisando ‘likes’ constantemente sin disfrutar del momento o quizás la frustración ya que no hay dinero que gastar, ni pareja ni apariencia o casa perfecta. Y es ahí donde vuelven las ausencias y los vacíos existenciales”.
Hacer balance, otro error
De la misma manera, entiende que tampoco ayuda el hecho de que las personas entiendan que “es momento de hacer balance, esa introspección a la que nos sometemos, bastante distorsionada, poniendo el acento en todos los propósitos no cumplidos, que dispara un horrible discurso interno en bucle repetitivo. Como esos villancicos estridentes de los centros comerciales”.
Dicho lo anterior, Fernández huye de una lectura tan negativa y lanza un mensaje de optimismo y positividad al afirmar que “la Navidad, como cualquier otro aspecto de la vida, es lo que se hagas de ella. Puede ser una buena época para poner en práctica la aceptación, por ejemplo, de que es cierto que hay personas que ya no están con nosotros, pero su recuerdo, enseñanzas y experiencias compartidas, forman parte de nuestro bagaje y debemos usarlo como una gran fortaleza, lo que no equivale a olvidar, sino a aceptar”.
Para la colegiada del Copao, esa aceptación incluye también “ser benevolentes con nosotros mismos, no ponernos objetivos imposibles sino pequeñas metas realistas que nos conduzcan a mayores logros. Aprendamos a poner el foco en momentos valiosos y en las batallas ganadas del día a día".