viernes 26 abril
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"Solo quería hacerle unos cortes para darle un susto"

El procesado ha admitido que el matrimonio tenía problemas, ya que ella quería separarse, pero ha negado que la maltratara o amenazara, como ella sostiene

El acusado de intentar asesinar a su esposa con un cuchillo de grandes dimensiones después de que ella, que había sufrido varios episodios de maltrato, lo denunciara tras marcharse del domicilio conyugal, situado en Atarfe (Granada), con sus dos hijos en común, ha afirmado que él no tenía intención de matarla sino que sólo quería hacerle unos "cortes" para "darle un susto".

El procesado, José Luis L.P., de 42 años, para el que la Fiscalía solicita una condena de 14 años de prisión por la posible comisión de un delito de asesinato en grado de tentativa y otro de amenazas graves, ha admitido que el matrimonio tenía problemas, ya que ella quería separarse, pero ha negado que la maltratara o amenazara, como ella sostiene.

Ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada, que ha dejado el caso visto para sentencia este mismo miércoles, ha señalado que la mujer le había amenazado con que no volvería a ver sus dos hijos y por tal motivo mantuvieron una "fuerte discusión" el día de los hechos, el 27 de mayo de 2013, cuando ella se dirigió al domicilio conyugal después de haberse marchado al de sus padres.

Por ello, el acusado, que ha asegurado que había bebido mucho y que tomaba tranquilizantes, decidió coger un cuchillo de grandes dimensiones que tenía en el maletero de su coche, y con él intentó hacerle unos "cortes" para asustarla, aunque, según ha afirmado, no recuerda los detalles de cómo sucedió todo. Lo que sí ha negado es que huyera del lugar tras la agresión que, según ha dicho, no volvería a repetir si pudiera dar marcha atrás.

Miedo

La mujer, sin embargo, ha declarado que el marido, que ella esperaba que se encontrara detenido porque lo había denunciado por maltrato esa misma mañana, la abordó por la espalda cuando estaba aproximándose a su vivienda, en Atarfe, y que le asestó dos puñaladas hasta que ella se dio la vuelta, cuando continuó agrediéndola. Según ha explicado, detrás de una pantalla para evitar ver a su expareja, las amenazas y el maltrato psicológico fueron constantes durante el matrimonio, y se producían incluso delante de sus hijos, de 6 y 7 años.

Por ello, ella le pidió a sus padres que se trasladaran a su casa, si bien después decidió que se iría a vivir con ellos, a Moraleda de Zafayona. La mujer ha asegurado que siempre vivía con miedo a su esposo. "Yo sabía que cualquier paso que diera conllevaba un peligro". Por eso, decidió asesorarse en el Instituto Andaluz de la Mujer, que le aconsejó que denunciase, lo que finalmente hizo.

Según las forenses que la atendieron la mujer no sufrió sólo cortes, sino que tuvo varias heridas incisas a la altura del hombro, por encima del ombligo y en los brazos que, aunque no fueron penetrantes, se registraron en zonas donde hay órganos vitales. Su estado psicológico es además, según han sostenido las peritos, compatible con un estado de estrés postraumático.

Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, la pareja había iniciado su relación sentimental en el año 2005, y contrajo matrimonio en junio de 2011. El matrimonio, con dos hijos en común, tenía "fuertes desavenencias", y la esposa denunció al marido tan sólo un año después, el 4 de agosto de 2012, lo que dio lugar a un procedimiento penal en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Granada, que sin embargo sobreseyó el caso ante el desistimiento de la mujer.

Pese a ello, la relación siguió deteriorándose y en varias ocasiones el acusado, "con intención de amedrentarla y ofenderla" le dirigías "expresiones intimidatorias" tales como "te voy a destrozar la vida"; "voy a prenderle fuego a la casa"; "por las malas sabes que puedo hacer mucho daño"; e improperios como "hija de puta", "sinvergüenza", "mentirosa", o "falsa".

Fuga a pie

Por eso, la mujer le propuso la separación lo que el hombre rechazó "acentuando su agresividad" hacia ella con advertencias como "el día que te ponga la mano encima no te levantas más", "esto no va ser un camino de rosas", "estás jugando con fuego y te vas a quemar", o "un tsunami no es nada comparado con lo que va pasar".

Estos episodios solían ocurrir en el domicilio conyugal, en la calle Alfacar de la localidad de Atarfe, en ocasiones en presencia de sus hijos menores de edad y provocaron tal estado de angustia en la mujer que el día 20 de mayo de 2013 sus padres se trasladaron a su vivienda a fin de evitar nuevas incidentes.

No obstante el día 25 siguiente, "siendo la situación insostenible", la mujer se marchó con sus hijos al domicilio de sus padres en Moraleda de Zafayona y acudió en la mañana del día 27 de ese mes al puesto de la guardia civil de Atarfe para denunciar a su marido.

Sobre las 22,45 horas del mismo día, el procesado, "sabiéndose denunciado" y "con el firme propósito de acabar con la vida de su esposa" se escondió en las proximidades del domicilio conyugal esperándola provisto de un cuchillo jamonero de una hoja de 19 centímetros.

Cuando ella se dispuso entrar al inmueble para recoger enseres personales, el marido, "sin mediar palabra" y dejando "sin posibilidad de reacción" a su víctima, le clavó el cuchillo por la espalda. La mujer gritó y acudió su padre en su auxilio si bien este, "viéndose también acometido por el inculpado", regresó a la vivienda para proveerse de algún instrumento defensivo. El esposo aprovechó sin embargo para volver a arremeter contra su esposa con el cuchillo, al tiempo que le gritaba "te vas acordar de lo que has hecho".

Un vecino, alertado por los gritos de la mujer, se dirigió hacia ellos y el acusado se dio a la fuga pie y se ocultó en el recinto exterior de una residencia de ancianos en la calle próxima, donde instantes después fue detenido por agentes de la guardia civil, quienes localizaron el cuchillo en la papelera donde el hombre lo había arrojado.

A consecuencia de la agresión, la mujer, de 38 años, tuvo cinco heridas incisas en tórax y abdomen, y le han quedado como secuelas, como trastorno por estrés postraumático y cicatrices. El fiscal pide por ello, además de la pena de cárcel, que el encausado no se acerque a su mujer por un periodo de 16 años, a una distancia menor a 500 metros, ni se comunique con ella por cualquier medio.

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