Un juez retira la sanción municipal al comedor escolar creado por padres del Colegio José Hurtado
El Ayuntamiento les sancionó con 6.000 euros al comparar su actividad, dedicada únicamente para socios; con la de un restaurante
El Juzgado Contencioso 1 de Granada ha anulado la sanción a la Asociación Como de Graná, que fue multada por el Ayuntamiento de Granada después de que un grupo de padres crease un comedor escolar y ecológico 'Donde comen los monstruos' ante la falta de plazas en el comedor del centro José Hurtado.
Según ha informado la Asociación en un comunicado, el Ayuntamiento de Granada abrió un expediente sancionador en 2015 que derivó en una sanción de 6.000 euros al considerar que la actividad que desarrollaban los padres era "asimilable" a la de un restaurante sin contar con los "permisos y licencias necesarias" para este fin.
Después de abonar la multa, el propio colectivo recurrió inicialmente al Ayuntamiento y después lo hizo ante el Juzgado, que ahora ha anulado la multa al concluir la juez que "no puede asimilarse la actividad que ejerce con la restauración".
En este sentido, cree que el comedor "no lleva a cabo una actividad mercantil" y que no está abierto al público en general, ya que para hacer uso del mismo hay que "ser socio", por lo que el Ayuntamiento ha tenido que devolver los 6.000 euros de multa.
La Asociación gastronómica y cultural 'Como de Graná' comenzó su andadura en diciembre de 2014 en un local del Callejón del Señor, en el Realejo, precisa en su nota.
Se trata de un proyecto iniciado por padres y madres de alumnado del colegio José Hurtado que, ante la falta de plazas en el comedor escolar del centro escolar, decidieron abrir un espacio con productos ecológicos y de proximidad para atender a la demanda de servicio de comedor escolar.
Una de las actividades, entre otras, es un comedor para uso exclusivo de los socios. Cuando los hijos pasaron a la escuela primaria se encontraron con la problemática de los comedores escolares, mayoritariamente gestionados por empresas de catering, "donde se sirve comida cocinada a cientos de kilómetros, conservada y posteriormente regenerada en envases de plástico".
“La jueza ha dejado claro que no nos faltaba ninguna licencia porque nuestro comedor no es un restaurante ni un negocio, somos familias que nos organizamos para que nuestros hijos coman de manera saludable para ellos y para el entorno", añaden.