martes 30 abril
Opinión  |   |

Hay alternativas

Hablar de cuentas, presupuestos, déficit, recaudación… suele ser aburrido y tedioso. Quizás por ello, desgraciadamente, no suelen formar parte del debate público, a pesar de su enorme relevancia y sus repercusiones concretas para la ciudad y quienes vivimos en ella. Como considero necesario llamar la atención sobre estos temas pero también soy consciente de su dificultad, intentaré ser selectivo y pedagógico.

Lo primero que me resulta curioso es que en el pasado pleno del Ayuntamiento se incluyó como punto del orden del día el “dar cuenta” de la liquidación del presupuesto municipal de 2022. Existe en Granada la extraña costumbre de no debatir en el Pleno sobre los asuntos que consisten en ese “dar cuenta”, incluso a pesar de que algunos de ellos sean cruciales para la institución y la ciudad. A mi juicio la liquidación del presupuesto anual resulta más clarificadora que su aprobación, porque mientras ésta suele incluir una relación de deseos y, en parte, de propaganda política que luego se cumple o no, en la liquidación lo que se muestra es la evidencia de lo que ha sucedido realmente. Aunque en ella también caben ciertos maquillajes éstos son mucho más difíciles y menos relevantes que en la aprobación del presupuesto.

Fuera del Pleno el equipo de gobierno sí que ha presumido de algunos indicadores positivos reflejados en las cuentas de 2022. Ha hecho especial referencia al dato del Periodo Medio de Pago a Proveedores (PMP). Y es cierto, en diciembre pasado ese dato se situó en 56,25 días que, aún siendo casi el doble del mínimo permitido, resulta sin embargo sensiblemente inferior al que había en diciembre de 2021, que estaba en 87,05 días.

Pienso que las matemáticas son una ciencia exacta, salvo cuando las manejan algunos políticos. Suele ser habitual que elijan las cifras que parecen más positivas y se orillen las que no lo son tanto. En este caso no se reconoce que esa anunciada mejora en el PMP es producto fundamentalmente de la aplicación de la denominada Medida 5, adoptada en 2019, que introdujo una moratoria de dos años en el pago de amortizaciones de una parte importante de los préstamos contratados por el Ayuntamiento (53 millones) y además alargó su pago hasta diez años. Una medida ofertada desde el gobierno central cuya adhesión por el Ayuntamiento de Granada contó con el voto favorable del grupo municipal de Unidas Podemos por Granada (UP), pero no del PSOE, que precisamente reprochó a UP ese voto a favor cuando gobernaba en la ciudad Cs/PP. Esa medida ha supuesto ganar liquidez por varias decenas de millones a lo largo de estos cuatro años contribuyendo sin duda a mejorar el PMP.

Tampoco se ha informado de que en febrero pasado, último mes de cálculo, el PMP se ha vuelto a incrementar hasta los 74,81 días, una cifra que nos aleja de nuevo del objetivo de llegar al límite legal de 30 días.

Pero la liquidación del presupuesto de 2022 ha dejado también otras cifras preocupantes. El déficit del Ayuntamiento empeora hasta los -65,9 millones de euros, desde los -51,2 del año anterior. Un incremento de 14,7 millones en el pasado ejercicio. Muy mal dato.

Hay otro indicador que resulta preocupante. Se trata del porcentaje de recaudación en los capítulos I (Impuestos Directos) y II (Impuestos Indirectos). El primero habría perdido 2,49 puntos y el segundo hasta 8,31 puntos. No estaría mal conocer la causa de este deterioro en la eficacia recaudatoria municipal.

Por otro lado, este mes se llevará a pleno la forma de adhesión a un nuevo Plan de Pago a Proveedores, con la consiguiente obligada modificación del Plan de Ajuste. Se trataría de la cuarta revisión, lo que pone de manifiesto cómo de forma reiterada tienen que aplicar nuevas medidas de rigor presupuestario porque no se cumplen las anteriores. Una nueva patada hacia adelante que nos llevará hasta 2035. Se trata de una medida impuesta desde el Ministerio de Hacienda a causa de la deficiente gestión de las cuentas municipales. La responsabilidad de esta situación es en primer lugar del PP, que nos llevó a la ruina financiera, pero también del PSOE que, en sus cinco años de gobiernos intermitentes, no ha sido capaz de llevar a buen puerto las cuentas del Ayuntamiento.

Se trata de una medida que de nuevo nos aportará cierta liquidez a corto y medio plazo, pero que supone la evidencia del fracaso en la gestión económica del Ayuntamiento. Esperemos que esta sea la última vez que somos obligados a apretarnos las clavijas.

Las cifras hablan por sí solas. Pero no son sólo números, son datos de cómo se gobierna. O de cómo se desgobiernan las cuentas municipales.

Ahora que se acercan las elecciones municipales es tiempo de análisis y reflexión. De pensar que nuestro voto decide cuestiones muy importantes. Porque más allá de las emociones que tanto gusta estimular a los políticos están las políticas concretas, las que afectan a nuestros bolsillos y a nuestra calidad de vida. Son las que principalmente deberían ser tomadas en cuanta para decidir nuestro voto.

Hay alternativas. Pensemos sobre ellas.

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Columnista
Miguel Martín Velázquez

Portavoz de Podemos Granada

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