Luna creciente (24 de Abril de 2014)
Dos ranitas verdes amazónicas, completamente borrachas y drogadas hasta el culo con la mejor cocaína, celebran el Día de la Tierra en una charca. Han estado copulando en una rama de un helecho florido, y ahora están descansando y riendo mientras celebran una distendida conversación sobre banalidades propias de las ranitas verdes amazónicas que tienen todo el tiempo del mundo para pasárselo en grande, y sin que sean comida de las pequeñas culebras anfibias o arbóreas. Las dos ranitas verdes amazónicas, un macho y una hembra, son dos seres cachondos mentales en este mundanal que el hombre, ¿un ser inteligente?, se está encargando de destruir porque los seres humanos se dedican a la destrucción del planeta y no a su conservación para las generaciones siguientes. Las dos ranitas verdes amazónicas, tan distendidas, se ríen como si fuesen dos de esos políticos que son delincuentes comunes o temibles malhechores facinerosos. Ranitas muy felices.
-Oye tía, ¿tú crees que los humanos se tendrán que comer por narices el dinero cuando hayan acabado con todo lo que se come porque se cultiva de forma sostenible?-, le dice la ranita verde amazónica macho a la ranita verde amazónica hembra de ojos azules.
-Tío, estos humanos son los depredadores, incluso para ellos mismos, más despreciables e inhumanos que existen en la Madre Tierra, en la Pachamama, en el planeta. Y son tan peligrosos que, sin duda alguna, acabarán por comerse los unos a los otros, y como ya lo han hecho en otras ocasiones de su jodida historia-, le contesta riendo la ranita verdes amazónica hembra a la ranita verde amazónica macho, y mientras lo incita a seguir con sus bellos escarceos sexuales placenteros y necesarios para la perpetuidad de su especie.
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