Luna creciente (El Seiscientos) (17-6-2015)
El Seiscientos
Buen coche. Un automóvil pequeño, pero matón. Una cama rodante en la que echaron sus primeros “polvos”, aparcado el Seiscientos en los lugares oscuros y nada céntricos, muchos ciudadanos que ahora tienen más de 50 tacos de almanaque. El coche que tenía mi tío Juan, y que le duró toda su vida como conductor de trayectos cortos. En un Seiscientos eché un “polvete” que me pareció el mejor de mi vida. Y ya que antes no me había coscado en eso del amor con una chica en el asiento de atrás. El automóvil con el que viajamos con periplo europeo, y con el que tuvimos la conciencia plena de que Europa no era la España en la que nosotros vivíamos. Entonces todavía el espadón Franco, ya bastante viejo, chocho y jodido, mandaba como en sus mejores años dictatoriales de terror y ferocidad. El coche que tenía mi amigo Ricardo, y que era tan blanco como los condones que usábamos con las nenas tan hermosas, ricas y tan novias. Un automóvil que también poseía mi amigo “Chupas”, y que lo llamaba con el nombre rimbombante de la “Marranita”. El coche de mi hermano Luis, y que era un medio de locomoción mucho mejor que ir a pie a los “fiestones” con tías y garrafón de ginebra sin marca y zarzaparrilla La Casera. ¿Ustedes saben como se mete un millón de idiotas, esos que usan las redes sociales para decir gilipolleces, en un Seiscientos? Pues medio millón de idiotas en los asientos de delante y el otro medio millón de idiotas en los asientos de atrás. Es excelente que los políticos dimitan hasta por escribir barbaridades en las redes sociales. Pero no basta con dimitir de concejal de Cultura, hay que irse a la casa propia. Hay que dejar el acta de concejal. Parece que empezamos a ir por el buen camino político.
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