Luna creciente (En mitad del siglo XXXI) (26-6-2015)
En mitad del siglo XXXI
En mitad del siglo XXXI, Granada es un desierto importante en el que han florecido varios oasis sin palmeras ni agua, aunque si han llegado todas las infraestructuras que le faltaban desde finales del siglo XX. ¡Loado sea Zeus y toda la Tríada Capitolina del Olimpo! A la presa de Rules, ya le han instalado las conducciones de agua para que puedan regar todos los agricultores del litoral granadino. El AVE ha llegado a Granada. La estación será para el siglo XXXII. Y las vías serán de forma soterrada por el barrio de La Chana, y sin que tengan que cabrearse sus vecinos. La autovía de la Costa, la que enlazará con el Arco Mediterráneo, también han finalizado sus obras. La segunda circunvalación, ya funciona con alegría y satisfacción de los conductores, los camelleros, de las caravanas de camellos que hacen las rutas de Granada con los demás desiertos de África y del mundo. El famoso Atrio a la Alhambra no se ha realizado, y porque ha habido que pagar las nóminas de unos políticos a los que se les subió los estipendios. Se les ha pagado con carácter retroactivo. El aeropuerto se ha suprimido y se han puesto grandes cuadras para camellos, cerdos y cabras. En el adio de la Juventud, se ha hecho un hipódromo salvaje para carreras de camellos. El Museo Arqueológico se ha derribado, y en su lugar se ha levantado una fábrica para ordeñar a las camellas y hacer queso de camello. El Metro Ligero ha dejado de ser lento, y ya los viajeros contemplan las dunas circundantes a la ciudad granadina. Y los autobuses interurbanos funcionan como Rolex. Es la felicidad. Aunque el Centro Federico García Lorca, sigue sin abrir sus puertas. Y sin que se sepa lo que ha ocurrido con unos 5 millones de euros que parece que llegaron en camello desde Noruega.
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