Luna creciente (Eurodiputados) (12-5-2014)
Eurodiputados
Releyendo “Poeta en Nueva York” en ese sillón de mi pequeña república particular, familiar y vivencial que siempre es cómplice con Mozart de mi intimidad, del amor de mis hijos y de mi bendita y amada soledad, leo como desesperado que el azul, para Federico García Lorca en su poema titulado “Norma y paraíso de los negros”, no tiene historia. Y también vuelvo a releer, en su poema “El rey de Harlem, que las rosas huían por los filos de las últimas curvas del aire. Y unas lágrimas inesperadas me avisan de que todavía soy un idealista trasnochado que cree en la democracia y no en el bipartidismo. Una democracia que siempre defenderé porque se acerca a esa supuesta igualdad entre los hombres que también preconiza y defiende el marxismo entendido éste como la expresión última de la democracia del pueblo que evita que todas las clases sociales, culturales, religiosas y económicas creen desigualdades entre los hombres. Hoy las flores en el Valle de Lecrín tienen sonrisas socarronas, y porque nos están hablando los políticos que hay que votar para que España tenga sus representantes en el Parlamento Europeo. Mozart ha dejado de sonar con su música europea maravillosa. Y ustedes deben de conocer que un eurodiputado electo gana al mes tanto dinero que la vergüenza impide escribirlo, y, dado, por ejemplo, que los jóvenes españoles, a los que se les pide el voto, no ganan mucho más de mil euros, los que los ganan, al mes. Y que su desempleo es tan alto en España que los candidatos españoles que aspiran a ser elegidos, esos culos parlantes en Bruselas, deberían de tener la boca cerrada y la vergüenza a flor de piel al pedir el voto a los jóvenes desempleados de este país. ¡Divinas y añoradas revoluciones sin muertos!
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