Luna creciente (La alcurnia política) (24-4-2015)
La alcurnia política
El ciudadano Monigote se estaba tomando una copa de vino tinto peleón con una tapa de silencio en mitad de la nada solemne. Y en el vocerío, a su mismo lado, el linaje de la alta alcurnia política estaba escanciando caros bebedizos con pedigrí y casta, y a los que acompañaba con tapas sexuales de hermosas nenas crudas desnudas de no más de dieciocho años. El ciudadano Monigote, trabajador honrado sin ser servil, no le tenía nada de envidia al vocerío político con el abolengo de clase superior. No. Y a pesar de que esta estirpe nueva de amos y caciques se haya adueñado del país (España). Y sin tener que pegar ni un solo tiro ni tener que sacar a pasear a los carros blindados armados hasta los dientes. Aunque el malestar del ciudadano Monigote, era evidente. Y porque sopesaba que la prosapia política se estaba cachondeando de la ciudadanía toda. Y que la nobleza política se reía, se rompía las ternillas dos, con los desempleados tiranizados. Aunque miraba para otro lado con los “asesores” políticos que asesoran a las empresas privadas y cobrando miles de euros de curso legal, esto es lo que aducen los “asesores” que también cobran enormes estipendios de las arcas públicas. Los “asesores” políticos, muertos de la risa y con sus buchacas llenas en Suiza y demás paraísos fiscales, son los putos amos. El ciudadano Monigote, avergonzado con vergüenza ajena, rememora las revoluciones cruentas, las que cortan cuellos de los corruptos políticos, y la echa de menos en su país (España). Ya no es posible, piensa para sus adentros el ciudadano Monigote, casi llorando de rabia, seguir así con el cachondeo político de la España que es el hazmerreír del mundo entero, e incluyendo al señor Maduro, un bananero que es un autócrata con más de 1,90 centímetros en vertical. SOS. ¿Y la espada de la Justicia?
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