Luna creciente (Maldito optimismo) (21-7-2014)
Maldito optimismo
El optimismo como doctrina metafísica, Leibnitz filósofo racionalista es su valedor principal, entiende que no hay que negar el mal sino comprender y afirmar que el mundo tal como es, ¡horror!, es el mejor posible. Y porque Dios, ¡horror!, al crearlo eligió al hombre porque es la criatura que mejor se acomodaba a sus fines. ¡Horror! ¿El racionalismo se refiere en la actualidad a los separatistas ucranianos como las mejores criaturas que se acomodan a la idea de Dios al crear el mundo? ¿O son los israelitas estas criaturas? Existe una tranquilidad en mi Valle de Lecrín que solo es comparable con ese airecillo, aquí lo llaman “marea”, que me da en el rostro cuando pedaleo con la bicicleta de mi hija Claudia, y que la he heredado porque ella ya tiene 17 años y es una mujer que no puede perder el tiempo con darle a los pedales. Es un airecillo benigno que cuando es superlativo, quizá, hace que las cabezas lecrineras se vuelvan tarumba. Aunque estas cholas no llegan a abatir aviones comerciales inocentes sin piedad ni a liquidar niños palestinos en la Franja de Gaza. ¿Estamos completamente locos porque Dios así lo quiso en su mundo creado a su Imagen y Semejanza para solaz y disfrute de sus fines? Con el optimismo que continúa en la locura actual, aunque referida a nuestra Andalucía: ¿La UGT de ahora contiene los fines sindicalistas con los que creó don Pablo Iglesias a este sindicato de clase? El airecillo del Valle de Lecrín es como un pequeño diablillo, quizá don Leandro Cleofás Pérez de Zambullo, el Diablo Cojuelo, que nos hace cosquillas en la faz cuando paseamos por esos caminos olorosos de flores que nos llevan al Oeste, y por donde se oculta un sol enorme anaranjado que es esplendoroso.
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