Luna creciente (Vacaciones con chicharrones de calor) (31-7-2015)
Vacaciones con chicharrones de calor
De pequeños cantábamos lo de “vacaciones chicharrones una vieja sin calzones”. Que tiempos los de aquellos días. Ahora ya ni cantamos porque estamos cabreados hasta con irnos de vacaciones estivales. Chicharrones de calor. Y porque el cambio climático lo hemos conseguido a nuestra imagen y semejanza. Hasta las primeras jornadas del mes de septiembre, un servidor y picapedrero se va a poner de chicharrones caloríficos hasta allí mismo. Mañanas soleadas y deportivas en el Valle de Lecrín. Mediodías solemnes de cervezas sin alcohol. Almuerzos mayestáticos con pescados frescos de Motril y esas ensaladas con verduras del terruño. Tardes de dominó y cierres a blancas. Y noches al fresco con el airecillo que llega del Mediterráneo sin bañador. O de esa Alpujarra que no lleva antojeras de acémila. Y caminando a lomos de la bicicleta que heredé de mi hija Claudia, esa que posee unos colores femeninos de Le Tour de France. Y sin tener que escribir de las fechorías, siempre presuntas, de los políticos de quita y pon. Y de otros artistas de la picaresca y de las manos largas. En fin, qué se puede contar en tan pocas líneas sobre las vacaciones de un pobre que no es mendigo de ideas. Poco. Y ya que ustedes también se marcharán a las ansiadas vacaciones que dicen que cargan las pilas, aunque nunca aclaran a cuáles pilas son las que cargan. Salud y a remojarse de arriba abajo. ¡Volveré!