'Principia' y fin del Parque de las Ciencias
Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, hijo adoptivo de la provincia de Granada, divide el Parque de las Ciencias y se lleva la mitad a Málaga. El Partido Popular insiste en su intención de descapitalizar Granada discretamente. Si ya fue el turno de la 'Escuela Andaluza de Salud Pública' y su integración en el 'Instituto de Salud de Andalucía', ahora le toca al Parque de las Ciencias. Moreno Bonilla va diluyendo un patrimonio construido durante décadas en favor de una diversificación innecesaria que quita fuerza a los proyectos e instituciones que ya estaban consolidados.
¿Sería razonable replicar en Sevilla el ‘Parque Científico y Tecnológico Geolit’ de Mengíbar? ¿Tendría sentido impulsar una nueva Bienal de Flamenco en Almería? ¿Necesita Andalucía otro Museo Picasso? Pues, esto es precisamente lo que está haciendo el Gobierno de Andalucía con la creación del ‘Instituto Andaluz de Divulgación Educativa de la Ciencia “Principia”. Una iniciativa que debilita las funciones divulgativas atribuidas al Parque de las Ciencias de Granada desde su creación en 1995, una apuesta por la difusión de la ciencia que ha dejado impronta y ha obtenido el mayor reconocimiento público durante sus casi 30 años de andadura.
Una de las fortalezas del parque es precisamente la de ser un proyecto de ámbito andaluz, con sede física en Granada, pero con una vocación de servicio público que irradia a las ocho provincias. Parte de su valor radica en su especialización, en ser el instrumento único de la Junta de Andalucía para una función concreta, en este caso como espacio museístico interactivo orientado a la divulgación científica. Replicarlo en otro sitio no nos hace más fuertes, sino que trocea la apuesta que Andalucía hizo en su día y divide el capital acumulado durante décadas.
El Partido Popular, con su mayoría absoluta, tiene plena legitimidad para articular un proyecto propio, pero lo que no puede hacer es inventarse Andalucía. Redefinir las instituciones y proyectos que hemos construido desde los años setenta supone un adanismo que no podemos permitirnos. Nuestras instituciones, nuestros proyectos científicos, nuestros museos, no se fortalecen atomizándolos sino respaldándolos según la fórmula que los ha hecho útiles y valiosos. Dos museos científicos valen la mitad que uno. No difuminemos el valor añadido que, con tanto esfuerzo, hemos acumulado en Andalucía.
Si alguien cree que tener dos centros de divulgación científica es el doble de bueno, se equivoca. Cuando los recursos son escasos, el reparto debilita a los dos. Y no hay recursos más escasos que los de la administración pública. “Principia” tiene un coste de más de 700.000 euros anuales solo en nóminas y gastos corrientes que tendrán que salir de algún sitio, por ejemplo, de la misma partida presupuestaria que financia el Parque de las Ciencias.
Juanma tampoco debería aplicar el rodillo absolutista a replicar las mismas conductas que antes criticó desde la oposición, como la creación de nuevos “chiringuitos” al abrigo de la Junta de Andalucía. Quien en su día prometió acabar con todos los organismos superfluos acumulados por los malvados socialistas, ahora ha descubierto lo fácil que es crearlos, financiarlos, ubicarlos donde te venga mejor y contratar en ellos a los amigos. De hecho, también ha aprendido a duplicarlos, una forma sutil de debilitar el anterior y promocionar el nuevo, como ya hizo con la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Este burdo ejercicio de copiar lo que ya existe nos remite a una práctica provinciana que fomenta una rivalidad sin frutos. A una competición casposa entre vecinos en la que nadie puede esperar nada mejor de lo que ya tenía. Lo último que podría esperarse de un gobierno serio es que fomente el enfrentamiento dentro de su propio territorio, que alimente un modelo en el que el progreso de unos se hace a costa de los otros. Una evidencia más sobre las manos en las que estamos.
