viernes 17 mayo
Opinión  |   |

Relatos cortos sin recortar (1)

Aquel ciudadano modélico, ejemplo de persona democrática, adalid en solidaridad, sin cuestionar ni imputar en absoluto por ser honrado, culto hasta la saciedad del saber, santo y seña en participar de los valores elevados sociales de una sociedad civil comprometida con el progreso y trabajador incansable por destruir las injusticias de todo tipo, no tenía el buen olfato político para elegir adecuadamente a las mujeres y hombres públicos que se presentan a las diversas elecciones con miras a ser servidores de bien común. Era este ciudadano, un espíritu puro que no acertaba nunca y esta falta de olfato político lo exasperaba hasta el paroxismo bestial por sus variadas papeletas de voto equivocadas en las diversas elecciones que se celebran en su país. Olía a mierda política cuando votaba. No olía a futuro político ni a los candidatos que mejor podían gobernar y administrar al pueblo soberano. Y porque siempre elegía a los partidos políticos equivocados.

-O soy un redomado idiota al votar, algo que puede ser cierto, o el olor a mierda política me engatusa hasta llevarme a la elección equivocada en cada una de las llamadas a las urnas que se convocan-, le dijo Manuel Bocablanca a su mujer Loli Pérez, y una vez que habían terminado de hacer el amor repetitivamente en aquella mañana temprana y en la que después irían a votar a su colegio electoral porque era el exacto día de las elecciones municipales.

 

-No te atormentes, Manolo. ¡Joder! Cariño mío, nadie es perfecto en eso de elegir políticos mandrias y saltabalates que son unos corruptos hasta la misma médula de sus putos huesos. Tú haz lo que yo hacía cuando me dedicaba a la prostitución callejera en las esquinas de los barrios periféricos, y en donde me conociste y nos enamoramos al primer instante. Al elegir clientes políticos a votar, vota a la dama candidata o al caballero candidato que tenga la geta inequivoca e indiscutible de ser un delincuente potencial. Y así, no te calentarás después el caletre con dudas y reproches de que has elegido equivocadamente al partido político para que gobierne y administre las cosas públicas. Y sigamos haciendo el amor, copulemos para entendernos mejor y darnos muchoplacer, que todavía es muy temprano para ir a votar-, le contestó Loli Pérez a su marido Manuel Bocablanca, respetado ciudadano docente que enseñaba la disciplina de Religión en un colegio concertado de fama local.

-Mira cariño, en una democracia verdadera, no verbenera como la que existe en muchos de los países democráticos del primer mundo, hay que tener prioridades al elegir a los gobernantes y a las damas con las que se forma una verdadera familia selecta en lo social, cultural, religioso, económico y para que todo sea políticamente correcto. Y ya que los primeros serán los últimos y los últimos los primeros. Y con respecto al sexo y a los elegidos en unas votaciones, yo creo finalmente, después de reflexionar, que son como los melones. Esas frutas orondas a las que hay calar y probar primero, y porque después de meterles el cuchillo pueden salir con el sabor de los pepinos-, terció Manuel Bocablanca, y mientras le echaba ardor de caballero español al coito celestial y mefistofélico, a la misma vez, que estaba echando con su señora de su matrimonio, Loli Pérez, ex señorita puta callejera más honrada, ética y cabal que muchas señoronas de misa y comunión diaria.

 

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