Relatos cortos sin recortar (Alegre mujeriego e inofensivo asesino)
Alegre mujeriego e inofensivos asesino
Mi mujer, mi señora de mi matrimonio, estaba durmiendo junto a mí en ese tálamo tan espectacular que poseemos en nuestro dormitorio como una bendita criatura humana. Así que me fue bastante fácil anudar la cuerda marinera y de secano que metí debajo de la almohada amiga cuando me acosté. Y una vez que la anudé la cuerda a su cuello, me fue fácil estrangularla para que no sufriese más por el amor tan enorme que me tiene. La pobre de mi mujer lleva, ahora llevaba, más de veinte años enamorada de mí. Y sin visos de que me engañara con otros hombres y dejara de quererme. La he asesinado para que deje de sufrir por celos horrorosos y por amor eterno, y porque yo sí la engaño con todas las damas que puedo conseguir y, además, ya no la amo. Y también la engaño con las damas que no puedo conseguir, y porque la engaño de pensamiento aunque no de obra. Soy un hijo de la gran puta y un asesino sin piedad, lo sé certero. Pero me gustan y amo tanto a las mujeres de los demás, que no puedo pasar sin ellas. No todas caen, pero algunas ingresan en mi morral y se convierten en mis adoradas amantes secretas. No creo que eluda a la Justicia, pero lo intentaré. Si los políticos no van a la cárcel, porqué debemos de ir los asesinos que asesinamos por caridad cristiana y por pecadores del quinto mandamiento. Soy un alegre e inofensivo asesino, un tipo mujeriego y cabronazo que colecciona aventuras amorosas sin ánimo de conseguir un récord. Soy enamoradizo. Quizá un hombre débil con el amor. O tal vez, no lo sé, un ser humano que no tiene un bozal matrimonial ni un pene para una sola mujer. ¿Y si fuese un monstruo del amor que engaña a toda dama que se ponga a su alcance? Entonces mi merecería que fuese condenado a cadena perpetua, pero previamente esterilizado para que mi ardor amoroso sea recuerdo del pasado y remordimiento para mi virilidad. ¿Y si solo soy un psicópata?
