Relatos cortos sin recortar (Ciudadanos públicos singulares II) (16-1-2015)
Ciudadanos públicos singulares (II)
María Martillo Perneras, dama provinciana que está divorciada porque su marido ronca, usa calcetines de diferente color en cada uno de sus pies, le huele canalla el aliento y es militante de un partido conservador, lleva con resignación atea su vida en Madrid como diputada al Congreso por un partido progresista. María Martillo Perneras, dama tan fea o más que una burra cargada de pasteles, es una política culo parlante que vota lo que le manda su formación política. Y que también fornica como otra burra, pero está cargada de condones. María Martillo Perneras, tiene los dos pechos como las pirámides egipcias.
Cándido Perrete Ladrador, postinero sindicalista marxista que fue preclaro mandamás en un sindicato de clase en la clandestinidad durante el franquismo, es hoy un terrible hacendado terrateniente con más de diez millones de hectáreas en cortijos y con más de mil empresas variadas en las que alegremente se explota a la totalidad de sus esclavos trabajadores. Cándido Perrete Ladrador, ahora viste camisas de seda y usa corbatas de esparto. Y es un tipo divertido, y ya que gusta despedir a sus obreros por ser obedientes. Cándido Perrote Ladrador, ahora aduce que el mejor trabajador es el bien explotado.
Y Josefa Zapatiesta Enriquez, mujer libertina con un cuerpo escultural, pechos de loba feroz y muslos torneados marmolinos, es damisela que devora hombres como un goloso comensal puede cepillarse de una sentada varios platos de pantagruélicas viandas. Pepa, así gusta que la llamen sus conquistas masculinas, ha sido capaz de llevar siete amantes a la misma vez. Y conseguir que ninguno de ellos esté falto de cariño, amor y polvos de la madre celestina. Esos polvos vulgo que todo el mundo los conoce como “kikis”, y que de ellos nunca fardan las mujeres. Pepa, folla como sabias hormigas republicanas.
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