domingo 28 abril
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Relatos cortos sin recortar (El asesino de sonrisas) (10-11-2014)

El asesino de sonrisas

Miró de reojo insistente al ciudadano que le sonreía a su prometida con una sonrisa de oreja a oreja constantemente, contraían matrimonio en aquel próximo fin de semana, y persiguió implacable a la pareja por toda la ciudad. Y para intentar cometer uno más de sus crímenes horrendos. El asesino de sonrisas logró perseguir a la pareja sin que éstos se percatasen, y cuando llegaron, ya bien entrada la noche, al portal de la vivienda de él les asestó, a ambos, varias puñaladas todas mortales de necesidad. Y sin que nadie del vecindario observara la brutalidad del ataque y la matanza de aquella pareja de jóvenes que iban a contraer matrimonio en el fin de semana. Y que murieron desangrados por el simple hecho de sonreírse constantemente como palomas que se arrullan amorosamente. Las puñaladas fueron atroces, el asesino de sonrisas se ensañó con los dos asesinados.

Después de cometido su atroz asesinato, el asesino limpio su cuchillo en los ropajes de los dos asesinados. Sacó unas flores marchitas del bolsillo de su largísimo gabán y las depositó sobre los dos asesinados que ya habían perdido sus amplias sonrisas de poco tiempo antes. Más tarde, el asesino de sonrisas les desfiguró sus bocas con la macabra intención de que jamás volvieran a poder sonreír. Se adivinaba en este acto diabólico, que el asesino no deseaba que los cadáveres pudiesen ser maquillados para lucir sin los rictus de sus horribles muertes en sus velatorios. El asesino, de lógica es, está totalmente sugestionado con las sonrisas de las personas. Es un psicópata. Un ser que no desea que nadie sonría porque en su niñez sus padres le impedían que él sonriese. Tiene el asesino siempre, una cara de seriedad bestial. Es el mejor especialista en evadirse de la policía.

La infancia del asesino de sonrisas fue muy cruel e insufrible. Inaudita y espantosa por ser monstruosas e inhumana. Una constante vida infantil con reiteradas violencias que eran agresiones furiosas, y por parte de sus dos progenitores. Su madre era alcohólica y drogadicta, consumía varias botellas de vodka al día y esnifaba o fumaba dos gramos de cocaína diarios. Y su tiránico padre, predicador y captor de nuevos adeptos de una secta religiosa secreta y oscura que fundía creencias cristianas con las de otras religiones que no eran cristianas, todos los días lo azotaba repetidas veces con su grueso cinto de piel de caballo. Y con el fin de que el niño dejase de jugar como un niño y adoptase posturas del adulto que está sometido a las normas tan tiranas y estrictas de la secta en la que su padre era captor de adeptos y severo predicador en las mañanas de todos los domingos.

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