domingo 19 mayo
Opinión  |   |

Relatos cortos sin recortar (El aullido del lobo y otras loberías domésticas) (16-6-2014)

El aullido del lobo y otras loberías domésticas

 

Soy Facundo Lobeiro, vivo en la provincia de Ourense en una cueva granítica en el más intrincado y abrupto extremo oriental del Macizo Galaico cuando linda con los Montes de León, y todos los días sueño contigo. Y lo hago, mujer de cabellos rojizos y cuerpo de mimbre pagana con formas lobunas, porque tú eres bella como un amanecer calmado rubro o como el atardecer ese en el que el sol ya empieza a esconderse brillando áureo todavía mucho más que el oro puro rubí. En mis maravillosas y nítidas ensoñaciones lobeznas en nuestra secreta guarida, casi siempre jugaba con tus pelos y con el calor de tu cuerpo de loba que primero se enroscaba a mí y después me ofrecía sus tercios de atrás, su hermoso y redondo culo, para que pudiese copular contigo como una pareja de lobos que todos los días lo hacen para gozar y perpetuar la especie. Loba mía, te amo tanto. Te amo tanto, mi amor lobuno, que sería capaz de despedazar a un hombre por ti y traértelo ya descuartizado para que tú probases el sabor inigualable y sabroso de la sangre y de la carne humana.

 

Loba mía, mi amor, gozo de ti como si copulase con la más bella de las lobas romanas o con esas hembras lobunas tan ardientes de los territorios ibéricos meridionales. Hoy he cazado para ti un niño cachorro de pocos meses. Se lo he arrebatado a su llorosa madre que imploraba por él. Ese que tú no has querido darle la fatal dentellada para acabar con su vida. Y ya que has decidido amamantarlo y criarlo como uno de nosotros, pero llegará el día en el que se convierta en un hombre adulto y quiera volver con los hombres que dicen que están civilizados. Y entonces llorarás porque ese cachorro de niño, ya hecho un animal bípedo adulto, nos quitará la vida a nosotros para volver con los suyos. Loba mía, es un error lo que pretendes hacer. El hombre es el depredador más sangriento que existe en la naturaleza. Y nunca deja de matar sin la más mínima razón. Aunque te amo, creo que te equivocas con no matar en sacrificio al niño cachorro humano que te traje para que tú o yo seamos fértiles y podamos tener hijos propios.

 

A pesar de ser un hombre que ha huido de la civilización del hombre, nunca he depredado a ningún ser humano. Será porque en donde yo habito, la sierra granítica salvaje y gélida de la provincia gallega de Ourense, allí no existe la presencia del hombre. Vivo en un temible territorio completamente virgen e inhóspito, y solo depredo conejos, ciervos y algunas aves montaraces que están acostumbradas como los lobos a los terribles y temidos fríos del interior de Galicia y León. Vivo en el cubil que he construido en la cueva natural a base de trabajar duro con mis manos provistas de potentes dedos con recias uñas. Aquí dentro del cubil, el frío se puede soportar sin helarse. Y cuando tengo la enorme suerte de estar bien acompañado por una loba como tú, entonces los inviernos son redondos al fuego de hogar. Y porque también puedo copular contigo y salir de caza con la posibilidad de tener muchísimo más éxito. Soy lobo viejo y solitario. Moriré pronto, pero todavía aúllo potente y cazo incautas presas como marmotas desprevenidas. Sé que te llamas María Silveria, pero siempre te llamaré mi loba.

Publicidad

Comentarios

©Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta noticia sin autorización expresa de la dirección de ahoraGranada
Publicidad
DÍA A DÍA
Desarrollado por Neobrand
https://ahgr.es/?p=9838