jueves 2 mayo
Opinión  |   |

Relatos cortos sin recortar (El ciudadano perruno Igor González I) (9-3-2015

El ciudadano perruno Igor González (I)

El perruno bostezó. Se arremolinó en el sofá. Se tapó hasta las orejas con las enaguas o las faldas de la mesa camilla. Esa redonda de madera que hervía con el brasero eléctrico encendido a tope porque el invierno apretaba en esos días como abrazo desnudo de una pareja joven de recién casados. Y mientras el ciudadano perruno Igor González, estaba observando una retransmisión deportiva de atletismo en la televisión pública, esa caja tan servicial que no es de la ciudadanía, sino que es propiedad del partido político que gobierna y administra desde ese Madrid de perros sin pulgas y de princesas que llevan una navaja en la liga de su pierna derecha. El perruno estaba totalmente entusiasmado y absorto con las pruebas de atletismo que retransmitía TVE, y mientras se merendaba unas galletas campurrianas acompañadas con ciruelas secas endulzadas. Aunque en la tarde de ese día, casi al ocaso frío de un sol flaco, el perruno ciudadano Igor González rumiaba el nuevo escándalo político del socialismo de su Andalucía natal, y que había destapado un medio de comunicación nacional porque las elecciones autonómicas ya habían entrado en el bello periodo electoral de mentiras y verdades que se sacan de los cajones en ese tiempo. Aunque el perruno estaba vacunado, rumiaba para sus adentros.

-Otra nueva corrupción política del socialismo en Andalucía, el Gobierno andaluz ha dado subvenciones a unas empresas de colegas amistosos, y para después repartírselas y así financiar al partido y hacerse ricos algunos políticos sin ética ni honestidad. A estos tíos, a esos políticos corruptos, se le debía de juzgar y a los que se encontrara culpables, quizá había que colgarlos de las ramas de un magnolio, y para que antes de entregar la cuchara olieran al maravilloso perfume que emana de las flores de este árbol tan difícil de que prospere en climas rigurosos de heladas y vientos fríos que los congela- se decía a sí mismo el perruno.

La vida del ciudadano perruno Igor González, está marcada por el terrible escepticismo que ahora reina en España. Ya han pasado los días de la ilusión democrática. Y en estos estadios temporales reina la seca desilusión y el caos mental ante tanta corrupción en los variados partidos políticos que conforman el espectro de la democracia española. Ya no son jornadas de exaltación política, y ya que a la economía nacional la han esquilmado sin ninguna decencia política ni empresarial. Los pelotazos económicos afluyen como los caudales impetuosos de los ríos desbocados, y porque las lenguas profundas se han desatado. Y posiblemente porque el reparto dinerario de las corrupciones no fue como se había acordado con anterioridad a los delitos de apropiación indebida, cohecho y prevaricación de los políticos gobernantes corruptos. España es un estercolero político. Aunque el perruno, por su trabajo periodístico diario, se harta de denunciar sin que sus denuncias prosperen más allá de sus narices. El perruno es un ciudadano señalado por el dedo de las mandamás, esos que tiene memoria de perro gorilero. Un cerco económico siempre pende sobre la vida del ciudadano perruno Igor González, pero él lucha y lucha.

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