sábado 18 mayo
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Relatos cortos sin recortar (El investigador universitario invisible) (12-9-2014)

El investigador universitario invisible

He conseguido ser invisible. He realizado el experimento de mi vida como investigador en la Universidad Politécnica de mi país, la que es pública y que no tiene, por ahora, los recortes económicos de otras universidades. Toda mi carrera de investigación, más de veinticinco años, se ha visto recompensada porque al fin he conseguido la fórmula magistral para ser un hombre invisible. Y voy a ir a votar en las próximas elecciones sin que nadie me vea votar. Me da una terrible vergüenza que mis compatriotas, mis vecinos, me vean votar en unas elecciones en las que se presentan políticos que son, de antemano, unos chorizos que serán después unos presuntos corruptos. Y no me interesa ser invisible para otros fines variados. Aunque podría cambiar de opinión. Por ahora, no tengo intención de observar de cerca desnuda a mi vecina. Y hay que ver, ella es un verdadero prodigio, lo extraordinariamente hermosa y bella que debe de ser sin ropajes. Una hembra total. Un desafío inmenso para la virilidad carpetovetónica de mi país.

Como soy invisible, me he enterado de un chisme social extraordinario. Resulta, cosas que pasan en este mundanal, que el presidente de mi comunidad vecinal es lesbiano. Y porque le gustan las mujeres. Yo creía que era homosexual. Vive con un chico y con una mascota, un gato persa, pero no es homosexual porque le gustas las mujeres. El chico si es homosexual, y porque es el novio del gato persa. Y, además, va bastante en serio con el minino. Es el sobrino carnal del presidente de la comunidad de vecinos de mi bloque, y en el que vivo de alquiler porque estoy divorciado y no poseo capacidad económica para que me den otra hipoteca para comprar una vivienda. Mi invisibilidad ha servido para deshacer un entuerto que olía mal, pero que ya no huele porque ahora conozco que el sobrino del presidente de la comunidad de vecinos en la que habito es un homosexual zoófito enamorado, y que el gato persa es macho.

Estoy totalmente feliz con ser un hombre invisible. Mi vida ha cambiado para mejor. Hasta ahora solo era un humilde profesor universitario con contrato en precario, no soy profesor titular, pero desde ahora voy a descubrir la puta endogamia y los enchufismos que existen en las universidades de mi país. Es alucinante enterarse de los tejemanejes que pululan y circulan por los distintos departamentos de las facultades universitarias de las diferentes universidades del país. Me voy a enterar del número de alumnas con las que copulan otros profesores del departamento en el que yo investigo. Voy a conocer con quién se acuesta, fuera de su matrimonio, el director del departamento, ese santo varón que predica unos valores que él no posee en absoluto. Conoceré, por fin, el tipo al que se cepilla la última profesora que ha llegado a ser titular. Y quizá me lleve una gran sorpresa porque tenga amores con dama en vez de con caballero.

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