Relatos cortos sin recortar (La carta) (12-5-2014)
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Empecé a abrir el sobre con manos torpes porque estaba nervioso. Me temblaban el alma, los testículos, la mandíbula, el estómago y los diez dedos de ambas manos. Me había empezado a doler la cabeza de forma monstruosa. La boca la tenía completamente seca. Y unas lágrimas afloraban de mis dos ojos. Por fin abrí el sobre, y sabiendo previamente que la carta era de mi mujer. Y comencé a leerla: “Enrique, ya no te quiero. Y no deseo seguir con la farsa de nuestro matrimonio ni un solo día más. Tú eres un político glotón y cabrón que devora dinero en su escaño áureo y adinerado como un sol decadente. Eres bestial como todas las ilusiones pisoteadas y semejas al felino domesticado montaraz que mastica tragón en el hemiciclo democrático, ese gato que se sustenta en las terribles y tiranas mentiras inmundas. Eres como dientes feroces de un caníbal carnívoro, como muelas aceradas del caníbal predador, como incisivos de caníbal antropófago, y como lo son casi todos los prosélitos y ruines hombres públicos de los partidos políticos. Y los partidos políticos son banderías asilvestradas compuestas por miserables bellacos que reiterados mienten al ciudadano para perpetuarse en el poder omnímodo que es lo más increíble y falaz del pésimo gobernar y administrar, con absoluta mayoría o minorías y acuerdos, todo lo que es público y soberano en aquellos estamentos e instituciones que sólo pertenecen al pueblo que votó en una democracia parlamentaria corrupta que hace aguas hundidas en su nave por la misma línea de flotación que la hace navegar. A los votantes indefensos les mentís con falsedades sobre benditas infraestructuras a realizar o con mágicas palabras que hablan de necesarias reformas laborales, sociales, culturales, educativas y económicas que jamás se acaban a tiempo, o que nunca se empiezan en el hábil tiempo de un reloj romo terriblemente mentiroso y falso. Mentiras llamativas e irrealizables que se llevan en los programas electorales como estrellas perennes o acicates de bellísimas bondades ilusionadas que captan los votos de una pacífica ciudadanía a la que es bastante fácil de engañar, y que jamás se realizan porque son olvidadas en un tiempo después cuando ya se han ganado elecciones parlamentarias, autonómicas o municipales supuestamente democráticas. Eres el diente del caníbal que niega que es antropófago político, una realidad tangible de que las elecciones no son nada o bastante poco democráticas, y ya que no existen listas abiertas de candidatos a los que poder elegir sin tener el deber ineludible de votar, a la fuerza, roles cerrados que son falaces e inhumanas trampas mortales para la democracia y pesebres económicos de políticos que son corruptos e ineptos porque jamás laboran para solaz y disfrute de todo el pueblo soberano, sin excepciones, y que sí trabajan para intereses de los partidos políticos. Eres el caníbal político que está alimentándose con las carnes y huesos de los ciudadanos que están a merced de todas las atrocidades que son corruptas y de los artificios mentirosos de los antropófagos políticos que están sentados disfrutando en públicas poltronas. Eres diente caníbal que rasga carnes humanas en asientos en donde sestea la tremenda soberbia de la infame clase sacerdotal poderosa que ha emergido imparable e insaciable de las elecciones. Casta miserable que gobierna y administra como amo negrero soberbio y engreído. Sois dientes caníbales poderosos devorando a las instituciones y estamentos del Estado, y porque cree el caníbal político que todo lo que existe en el país es propio porque ha sido elegido; y así, ¡cierta fortuna adversa!, falaz desdeña que la soberanía pertenece al pueblo que votó. Y además, que lo sepas para siempre: tienes el pene tan corto y flaco que jamás he tenido contigo un orgasmo. Todos los fingí. Y ahora los tengo maravillosos y largos porque estoy saliendo y acostándome con un hombre de verdad que posee un pene de tío y no de niño como tú. Y voy a pedir el divorcio. Adiós para siempre. Gilipollas político. Ladrón político. Mercedes”.
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