Relatos cortos sin recortar (Otro día cualquiera) (24-11-2014)
Otro día cualquiera
Siempre escucho a Mozart absorto. Felicidad sencilla y musical. No necesito bienes ni prebendas. Hombre que solo aspira a ser persona. Sin la maldad que fría ejecuta. Libre de morir arrodillado. Suficiente para creer en la libertad. Lector de la cultura que enseña. Marxista que critica la explotación. Ciudadano planetario sin fronteras.
Republicano de justas repúblicas. Demócrata sin pliegues ni conchas. Defensor del honor y de los débiles. Humano hasta las últimas consecuencias.
Ahora estoy alejado de esa tierra caníbal que se traga a los seres humanos después de masticarlos con sus molares poderosos de dentadura de acero económica, esa que más tarde los digiere moribundos en su terrorífico estómago asesino y capitalista.
Vivo libre en una bella burbuja aislada de la maldad política mentirosa y de los asesinatos de la economía de libre mercado que cruel desemplea a los hombres sin ninguna piedad, y porque no tiene ni un solo átomo de bondad.
Escucho a Mozart porque así me place. Sin lisonjas ni premios porque soy libre. Aspiro a ser persona sólo por mejorar. Nunca robo ni asesino las vidas ajenas. Camino erguido porque soy un bípedo. Creo en la libertad que nos iguala a todos. Me educo para ser justo y no engañar. El comunismo nunca tuvo cuernos ni rabo. Las fronteras desigualan y roban libertades. La república es un modelo político inteligente. La democracia nunca debe de ser asimétrica. El honor es un noble patrimonio personal. Defender a los débiles es tener humanidad. Las libertades se conquistan para no perderlas.
En un día cualquiera, simple, sencillo y radiante, jornada en la que paseamos y escuchamos esa música culta que nos hace bastante felices: ¿Quién es capaz de no conmoverse cuando se observa a los niños jugando a la pelota o a los ancianos que toman plácidamente el sol en un banco de madera provecto y soleado en una plaza pública sin fronteras y con árboles y flores?
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